miércoles, 8 de mayo de 2013

El Neoclasicismo





 Muchos de los jóvenes compositores del siglo XX tendían a rechazar despectivamente la sobrecarga emocional que había caracterizado la música del período romántico. Como ocurrió entre los artistas plásticos de su época, tendieron a desechar todo sentido trascendente en la obra de arte, no considerando en ella más que la naturaleza del material que la conforma. El artista, por su parte, debía evitar que sus sentimientos personales se impusieran a la obra o al espectador.

 En algunos casos los compositores se orientaron hacia la ironía y el humor, rechazando todo resto de la antigua “retórica”. Satie fue un precursor, con obritas como sus pequeñas Piezas en forma de Pera. Sus seguidores trataron de revivir el ideal de la música cortesana francesa de los siglos XVII y XVIII. Deseaban escribir composiciones que fueran encantadoras, lúcidas y bien organizadas; que entretuvieran y gustasen.




El neoclasicismo surgió en la década de 1920 y tuvo su más destacado representante en Igor Stravinsky. Como muchos de sus contemporáneos, Stravinsky detestaba el desenfrenado individualismo de la era romántica y quiso que el orden y la disciplina prevaleciesen sobre los elementos emocionales. Su objetivo era apartar la atención del oyente de sus propias emociones y ensueños, concentrándola en cambio en los sonidos y su organización. “Creo que la música- dijo- es por naturaleza impotente para expresar ningún sentimiento”. Considera que el poder expresivo que atribuimos a la música es una ilusión, una convención y se propone como meta salvar a la música de esa ilusión.

 El neoclasicismo impulsó la recuperación de las formas de música abstracta: sinfonía, concierto, sonata, diversos tipos de música de cámara, divertimentos, etc.
 Por oposición al romanticismo, que había cultivado una línea melódica inspirada en el canto, la melodía neoclásica es más puramente instrumental, de intervalos más amplios y una extensión mayor.




 Armónicamente, el neoclasicismo se alejó del cromatismo de la era post-wagneriana, basándose en las siete notas de la escala diatónica. Se hacía un uso muy moderado de las alteraciones y se dio preferencia a la tonalidad de Do Mayor, de ahí la expresión “música blanca” para calificar a una música que se podía interpretar tocando sólo las teclas blancas del piano. 

 La textura neoclásica es muy transparente y se basa en un ágil contrapunto disonante caracterizado por su agilidad y frescura. 
 El Neoclasicismo atrajo a los músicos de cierto temperamento, especialmente a aquellos que se sentían fascinados por la perfección formal e inclinados a separar el arte de la vida, centrando su interés en los problemas técnicos de la composición y en la elegancia del estilo. 
 El período neoclásico de Stravinsky se inició en 1920 con la Sinfonía para Instrumentos de Viento y culmina en la “ópera-oratorio” Edipo Rey, el ballet Apollon Musagetes , la ópera La Carrera del Libertino (basada en la célebre serie de pinturas de Hogarth) y la Sinfonía de los Salmos, considerada por muchos como la principal obra de la madurez de Stravinsky. 





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