viernes, 30 de noviembre de 2012

Impresionismo musical





La música impresionista es la tendencia musical que surgió en Francia a finales del siglo XIX. El nombre Impresionismo ya se usaba antes para denominar a la pintura de los años 1860 - 1870, ya que las características de ambas artes eran muy similares. Los dos únicos autores a los que podemos llamar impresionistas en aquella época son Claude Debussy y Déodat de Séverac, aunque este último no esta tan reconocido como gran parte de autores posteriores. Sin embargo, Claude Debussy es el autor impresionista más notorio, junto con el también francés Maurice Ravel.










Características del Impresionismo

El impresionismo, tanto en música como en otras artes, surge a partir de la idea de expresar las ideas de una manera en cierto modo insinuada. Por ejemplo, En la primera fotografía, se puede observar el Parlamento Británico retratado de un modo en el que apenas se puede intuir su forma.



Características de la música impresionista:

- Un tempo más libre, y con capacidad de un rubato a gusto del intérprete (siempre respetando las indicaciones del autor).
- Utilización de los modos, introduciendo numerosas variaciones de cada uno, e incluso inventándolos (como en la obra Syrinx para solo de flauta de Claude Debussy). No sólo se utilizan modos clásicos, ya que también es muy frecuente encontrar escalas propias de diferentes etnias.
- Experimentar con el timbre, convirtiendo a este en el factor más importante de la música impresionista. De esta manera, se conseguían efectos nunca vistos antes en la música. El preludio de Claude Debussy La Cathédrale Engloutie es un claro ejemplo de los diferentes timbres y sensaciones que pueden escucharse en una misma obra.


Autores como Gabriel Fauré o Camille Saint-Saëns se atrevieron a experimentar con la música de su época, y a crear algo diferente a las obras de entonces. Pero fue Claude Debussy el primero en crear una música totalmente diferente a la anterior, y nunca antes escuchada.







Principales autores impresionistas:


- Claude Debussy

Sin duda, Claude Debussy es el autor impresionista por excelencia, creador de una de las músicas más poderosas y más originales de la historia, que nos transporta a espacios más propios de la mitología de la Antigua Grecia, o de los sueños, siempre sin olvidar la esencia del París bohemio de finales del siglo XIX. Su música es en cierto modo "brumosa", evocando cantos lejanos y ecos, y constantemente cambiante e impredecible.
Otra de las características esenciales en su música, es la creación de un motivo musical sencillo y repetitivo al comienzo, que va variando a lo largo de toda la obra, y aunque no se perciba a simple vista, está presente en todas y cada una de las frases de esta.
En muchas ocasiones se le ha considerado Simbolista, en lugar de Impresionista. Se dice también que Debussy prefería a pintores acuarelistas como Constable y Turner antes que a los pintores impresionistas de su época, y que era en sus cuadros en los que encontraba lo que él quería hacer con su propia música.





- Maurice Ravel


Su obra, frecuentemente vinculada al impresionismo, muestra además un audaz estilo neoclásico y, a veces, rasgos del expresionismo, y es el fruto de una compleja herencia y de hallazgos musicales que revolucionaron la música para piano y para orquesta. Reconocido como maestro de la orquestación y por ser un meticuloso artesano, cultivando la perfección formal sin dejar de ser al mismo tiempo profundamente humano y expresivo, Ravel sobresalió por revelar «los juegos más sutiles de la inteligencia y las efusiones más ocultas del corazón»

Los años que pasaban, y después de la muerte de Claude Debussy en 1918, Ravel fue considerado en adelante como el más grande compositor francés vivo. Después de haber superado los fracasos de los inicios de su carrera se encontraban ahora colmados de honores, y no fue sin desenvoltura que reaccionó al anuncio de su promoción al rango de Caballero de la Legión de Honor en 1920: se dio el lujo de rechazar la distinción.

Su primera obra maestra de la posguerra fue La Valse, poema sinfónico dramático comisionado por los Ballets Rusos de Serguei Diaghilev y estrenado en abril de 1920 en presencia de Stravinski y de Poulenc.

Fue a la memoria de Debussy que Ravel compuso más tarde su gran Sonata para violín y violonchelo que estrenó su violinista fetiche, Hélène Jourdan-Morhange.

Ravel fue un buen pianista sin llegar a ser un virtuoso (algunas de sus propias composiciones, en particular, el Concierto en sol, que él mismo soñaba interpretar, le siguieron siendo inaccesibles). Durante su gira americana en 1928, tocó su Sonatina, acompañó en su Sonata para violín y algunas de sus canciones.
En cambio, como director de orquesta, nunca igualó, incluso con mucho, su calidad como orquestación. Las dos grabaciones que dejó (un Bolero de 1930 y un Concierto en sol de 1932) y los testimonios de su época confirman que Ravel no era un virtuoso en el podio.





Principales obras impresionistas:


Claude Debussy

- Prélude à l'Après-midi d'un faune, (Preludio a la siesta de un fauno) para orquesta basado en Stéphane Mallarmé. (1891/septembre 1894).
- La mer, trois esquisses symphoniques pour orchestre (El mar, tres bocetos sinfónicos para orquesta) (agosto 1903 - 5 marzo 1905).
- Images, pour orchestre (1905-1912)
- Préludes - Premier Livre y Deuxieme livre, para piano, entre los que destacan La fille aux cheveux de lin y La cathédrale engloutie (diciembre 1909 - febrero 1910)
- Suite bergamasque, para piano, entre los que destaca Clair de Lune.

Isaac Albéniz

- Suite Iberia, para piano (1905).
- La Vega, para piano (1898).
- Azulejos, (acabada por Enrique Granados), (1909).
- Navarra, Acabada por Deodat de Severac.







Manuel de Falla

- Noches en los jardines de España, para piano y orquesta (1876-1946).
- El sombrero de tres picos, Ballet (1919).







Maurice Ravel

- Jeux d'eau (Juegos de agua), para piano (1901).
- Ma mère l'oye, para piano a cuatro manos (1910).
- Gaspard de la nuit, para piano (1908).
- Dafnis et Chloé, para orquesta y coro (1909-1912).

Joaquín Turina

- Danzas fantásticas, para orquesta (1919)
- Sevilla, para piano (1908)
- Boléro, para orquesta (1928).








jueves, 29 de noviembre de 2012

El Romanticismo


Romanticismo fue un periodo que transcurrió, aproximadamente, entre principios de los años 1820 y la primera década del siglo XX, y suele englobar toda la música escrita de acuerdo a las normas y formas de dicho período. El romanticismo musical es un período de la música académica que fue precedido por el Clasicismo y seguido por el Impresionismo.
El Romanticismo musical está relacionado con el Romanticismo, la corriente de cambios en Literatura, Bellas Artes y Filosofía, aunque suele haber ligeras diferencias temporales, dado que el Romanticismo en aquellas Artes y en la Filosofía se suele reconocer entre los años 1780 y 1840. El Romanticismo como movimiento global en las Artes y la Filosofía, tiene como precepto que la verdad no podía ser deducida a partir de axiomas, en el mundo había realidades inevitables que sólo se podía captar mediante la emoción, el sentimiento y la intuición. La música del Romanticismo intentaba expresar estas emociones.




El término música romántica, que podría confundirse con la Música del Romanticismo, se entiende como toda música suave o con una atmósfera soñadora (no siempre ha de ser así). Ese término podría relacionarse con la palabra romántico que se estableció durante el Romanticismo, pero no toda la música del Romanticismo cumple con estas características. Del mismo modo, no toda la música romántica se puede relacionar con el período romántico.






Ópera romántica (1800–1924)

En la ópera se tendió a relajar, romper o mezclar entre sí, las formas establecidas en el barroco o el clasicismo. Este proceso alcanzó su apogeo con las óperas de Wagner, en las cuales las arias, coros, recitativos y piezas de conjunto, son difíciles de distinguir. Por el contrario, se busca un continuo fluir de la música.
También ocurrieron otros cambios. Los castrati desaparecieron y por tanto los tenores adquirieron roles más heroicos, y los coros se tornaron más importantes. A finales del período romántico, el verismo se popularizó en Italia, retratando en la ópera escenas realistas, más que históricas o mitológicas. En Francia la tendencia también se acogió, y quedaron ejemplos populares como Carmen de Bizet.







Instrumentación y escala


Como en otros períodos, la instrumentación se adaptó a los requerimientos musicales del período. Compositores como Hector Berlioz orquestaron sus obras de una forma nunca antes escuchada, dándole una nueva prominencia a los instrumentos de viento. El tamaño de la orquesta estándar aumentó, y se incluyeron instrumentos tales como el piccolo y corno inglés, que antes se utilizaban muy ocasionalmente. Mahler escribió su octava sinfonía, conocida como la Sinfonía de los miles, por la masa orquestal y coral que se requiere para interpretarla.
Además de necesitar una orquesta más grande, las obras del romanticismo se tornaron más largas. Una sinfonía típica de Haydn o Mozart, compositores del clasicismo, puede durar aproximadamente veinte o veinticinco minutos. Ya la tercera sinfonía de Beethoven, que se suele considerar como del romanticismo inicial, dura alrededor de cuarenta y cinco minutos. Y esta tendencia creció notablemente en las sinfonías de Anton Bruckner y alcanzó sus cotas máximas en el caso de Mahler, con sinfonías que tienen una hora de duración (como es el caso de la primera y la cuarta) hasta sinfonías que duran más de una hora y media (como la segunda, tercera o novena).
Por otro lado, en el romanticismo creció la importancia del instrumentista virtuoso. El violinista Niccolò Paganini fue una de las estrellas musicales de principios del siglo XIX. Liszt, además de ser un notable compositor, fue también un virtuoso del piano, muy popular. Durante las interpretaciones de los virtuosos, solían destacar más ellos que la música que estaban interpretando.










Estos son algunos de los instrumentos que aparecen en el romanticismo:

- Contrafagot: Especie de fagot de grandes dimensiones, cuyos sonidos se producen a la octava grave del fagot ordinario.

- Saxofón: Instrumento de viento compuesto de un tubo cónico de metal encorvado en forma de U, con varias llaves y una boquilla de madera y caña. Los hay de varios tamaños.

- Corno inglés: Instrumento de viento, más grande y de sonido más grave que el oboe.

- Tuba: Instrumento de viento de grandes proporciones y de sonoridad voluminosa y grave.

- Piano: Aunque ya existía en el Clasicismo, el piano es el gran instrumento del romanticismo. Permite la mayor expresividad a los compositores, que son, además, virtuosos.





Romanticismo temprano (1815–1850)


En la segunda década del siglo XIX, el cambio a nuevas fuentes para la música, junto a un uso más acentuado del cromatismo en las melodías y la necesidad de más expresividad armónica, produjeron un cambio estilístico palpable. Las razones que motivaron este cambio no fueron meramente musicales, sino también económicas, políticas y sociales. El escenario estaba preparado para una nueva generación de compositores que podía hablarle al nuevo ambiente europeo post-napoleónico.

En el primer grupo de compositores se suele agrupar a Beethoven, Louis Spohr, E. T. A. Hoffmann, Carl Maria von Weber y Franz Schubert. Estos compositores crecieron en medio de la dramática expansión de la vida concertística de finales del siglo XVIII y principios del XIX, y esto le dio forma a sus estilos y expectativas. Muchos saludaron a Beethoven como el modelo a seguir, o al menos a aspirar. Las melodías cromáticas de Muzio Clementi y las óperas de Rossini, Cherubini y Mehul, también ejercieron cierta influencia. Al mismo tiempo, la composición de canciones para voz y piano sobre poemas populares, para satisfacer la demanda de un creciente mercado de hogares de clase media, fue una nueva e importante fuente de entradas económicas para los compositores.

Los trabajos más importantes de esta ola de compositores románticos fueron quizás los ciclos de canciones y las sinfonías de Schubert, las óperas de Weber, especialmente Oberon, Der Freischütz y Euryanthe. Para la época, las obras de Schubert sólo se interpretaron ante audiencias limitadas y sólo pudieron ejercer un impacto notable gradualmente. Por el contrario, las obras de John Field se conocieron rápidamente, en parte debido a que era capaz de componer pequeñas y "características" obras para piano y danzas.

La siguiente cohorte de compositores románticos incluye a Franz Liszt, Felix Mendelssohn, Frédéric Chopin y Hector Berlioz. Ellos nacieron en el siglo XIX e iniciaron pronto la producción de composiciones de gran valor. Mendelssohn fue particularmente precoz, escribiendo sus primeros cuartetos, un octeto para cuerdas y música orquestal antes de cumplir los veinte años. Chopin se abocó a la música para piano, incluyendo etudes (estudios) y dos conciertos para piano. Berlioz compondría la primera sinfonía notable luego de la muerte de Beethoven, la mencionada Sinfonía fantástica. Liszt compuso música orquestal, pero es conocido por innovar en la técnica del piano, sus estudios trascendentales están entre las obras que requieren mayor virtuosismo.





Un aspecto importante de este parte del romanticismo fue la amplia popularidad alcanzada por los conciertos para piano (o "recitales", como los llamaba Franz Liszt), que incluían improvisaciones de temas populares, piezas cortas y otras más largas, tales como las sonatas de Beethoven o Mozart. Una de los exponentes más notables de las obras de Beethoven fue Clara Wieck, que luego se casaría con Robert Schumann. Las nuevas facilidades para viajar que se ofrecían en la época, gracias al tren y luego al vapor, permitieron que surgieran grupos internacionales de fanáticos de pianistas virtuosos, como Liszt, Chopin y Thalberg. Estos conciertos se transformaron en eventos por sí mismos. Niccolò Paganini, famoso virtuoso del violín, fue pionero de este fenómeno.

Entre finales de los años 1830 y los años 1840, los frutos de esta generación fueron presentados al público, como por ejemplo las obras de Robert Schumann, Giacomo Meyerbeer y el joven Giuseppe Verdi. Es importante notar que el romanticismo no era el único, y ni siquiera el más importante, género musical de la época, ya que los programas de los conciertos estaban en gran medida dominados por un género post-clásico, ejemplificado por el Conservatorio de París, así como la música cortesana. Esto comenzó a cambiar con el auge de ciertas instituciones, tales como las orquestas sinfónicas con temporadas regulares, una moda que promovió el mismo Felix Mendelssohn.

Fue en este momento cuando Richard Wagner produjo su primera ópera exitosa, e inició su búsqueda de nuevas formas para expandir el concepto de los "dramas musicales". Wagner gustaba llamarse a sí mismo revolucionario, y tenía constantes problemas con sus prestamistas y con las autoridades; al mismo tiempo se rodeó de un círculo de músicos con ideas parecidas, como Franz Liszt, con quienes se dedicó a crear la "música del futuro".





Romanticismo tardío (1850–1910)

Al llegar a la segunda mitad del siglo XIX, muchos de los cambios sociales, políticos y económicos que se iniciaron en la era post-napoleónica, se afirmaron. El telégrafo y las vías ferroviarias unieron a Europa mucho más. El nacionalismo, que fue una de las fuentes más importantes del principio de siglo, se formalizó en elementos políticos y lingüísticos. La literatura que tenía como audiencia la clase media, se convirtió en el objetivo principal de la publicación de libros, incluyendo el ascenso de la novela como la principal forma literaria.


El período romántico tardío también vio el auge de los géneros llamados "nacionalistas" que estaban asociados con la música popular (folclórica) y la poesía de determinados países. La noción de música alemana o italiana, ya estaba largamente establecida en la historia de la música, pero a partir de finales del siglo XIX se crearon los subgéneros ruso (Mijaíl Glinka, Músorgski, Rimski-Kórsakov, Chaikovski y Borodin); checo, finlandés y francés. Muchos compositores fueron expresamente nacionalistas en sus objetivos, buscando componer ópera o música asociada con la lengua y cultura de sus tierras.






Posromanticismo (1870–1949)

Se puede considerar un movimiento de finales del siglo XIX y principios del XX que se diferencia del Romanticismo por la exuberancia orquestal y la desmesura en los desarrollos sinfónicos, también se caracteriza por un intenso cromatismo que supera a Richard Wagner y acaba en la atonalidad. En los compositores postrománticos se observa la melancolía que les produce la pérdida de la cultura romántica.
Los compositores más representativos de este estilo fueron Gustav Mahler y Richard Strauss.





Romanticismo en el siglo XX (1901, en adelante)

Muchos de los compositores que nacieron en el siglo XIX y continuaron componiendo ya entrado el siglo XX, utilizaron formas que estaban en clara conexión con la era musical previa, incluyendo a Sergei Rachmaninoff, Giacomo Puccini, Richard Strauss y Kurt Atterberg. Por otro lado, muchos de los compositores que luego fueron identificados como modernistas, escribieron en sus inicios obras con un marcado estilo romántico, como por ejemplo Igor Stravinsky (es notable su ballet El pájaro de fuego), Arnold Schoenberg (Gurrelieder), y Béla Bartók (El castillo de Barba Azul). Pero el vocabulario y la estructura musical de finales del siglo XIX no se quedó allí; Ralph Vaughan Williams, Erich Korngold, Berthold Goldschmidt y Sergéi Prokófiev continuaron este género de composición más allá de 1950.
Aunque algunas nuevas tendencias como el neoclasicismo o la música atonal, cuestionaron la preeminencia del género romántico, el interés por utilizar un vocabulario cromático centrado en la tonalidad, siguió presente en las obras más importantes. Samuel Barber, Benjamin Britten, Gustav Holst, Dmitri Shostakóvich, Malcolm Arnold y Arnold Bax, aunque se consideraban a sí mismos compositores modernos y contemporáneos, mostraron frecuentemente tendencias románticas en sus obras.

Otra área donde el género romántico ha sobrevivido, e incluso ha florecido, es en las bandas sonoras. Muchos de los primeros emigrantes que escapaban de la Alemania nazi fueron compositores judíos que habían estudiado con Mahler o sus discípulos en Viena. La partitura de la película Lo que el viento se llevó del compositor Max Steiner, es un ejemplo del uso de los leitmotivs wagnerianos y la orquestación mahleriana. La música de los filmes de la Era dorada de Hollywood fue compuesta en gran medida por Korngold y Steiner, así como Franz Waxman y Alfred Newman. La siguiente generación de compositores para el cine, compuesta por Alexander North, John Williams, y Elmer Bernstein se basó en esta tradición en la composición de la música orquestal para cine más familiar de finales del siglo XX.






Los principales géneros musicales del Romanticismo son los siguientes:

- Preludio. Pieza en un solo tiempo, de corta duración y con características de virtuosismo, escrita principalmente para piano.

- Bagatela. Composición corta para piano y sin ninguna pretensión.

- Estudio. Obra breve de restringido material temático, en donde un motivo va adquiriendo cada vez mayor dificultad.

- Impromptu. Obra no sujeta a ninguna norma y en la que el ejecutante tiene libertad de improvisación.

- Nocturno. Composición de carácter apacible y sentimental con una delicada y expresiva línea melódica.

- Lied. Canción culta, refinada, íntima y de sugerencias líricas.

- Sinfonía y concierto. La sinfonía y el concierto se desarrollaron y se adaptaron a los ideales románticos.
El primer sinfonista romántico fue Beethoven. Los compositores románticos posteriores estuvieron influidos por el esquema formal que dio Beethoven a la sinfonía.

- Música programática. Tuvo gran importancia este tipo de música sinfónica que pretende expresar una idea, historia, etc., y comunicarla al oyente por medio de un programa que sirve de argumento. La música programática dio origen al poema sinfónico.

- Poema sinfónico. Obra de un solo movimiento en el que se desarrolla musicalmente un argumento. Es la gran forma romántica, que establece una unión entre la poesía y la música.







El Clasicismo.


A mediados del siglo XVIII en Europa se empieza a generar un nuevo movimiento en la arquitectura, la literatura y las artes conocido como clasicismo o neoclasicismo. El clasicismo musical o período clásico comienza aproximadamente en 1750 y termina alrededor de 1820.


Música clásica se dice en general para todos los períodos de la música culta europea, pero las primeras composiciones llamadas clásicas fueron las de este período. En la música no se trató del redescubrimiento y copia de los clásicos del arte greco romano, los pocos restos de música griega y de tratados teóricos que quedaron no se consideran suficientes para conocer como era aquella música realmente. La música del clasicismo evoluciona hacia un extremo equilibrio entre armonía y melodía. Compositores muy famosos son Haydn, Mozart y el primer Beethoven (Beethoven supone un giro de tuerca en la evolución de la música tonal, yendo cada vez más lejos del llamado centro tonal (Enunciado por J.S.Bach). Es en este punto cuando empieza la época romántica en la historia de la música).





Algunos instrumentos surgen en este periodo, como el piano-forte; el Arpeggione y el clarinete. Si bien la mayoría de los instrumentos sinfónicos ya existían desde el Barroco, muchos de ellos cambian y se adaptan a los nuevos requerimientos estilísticos y de composición de la época. Mientras surgen nuevos instrumentos y se desarrollan los que ya existían otros pierden vigencia casi hasta su extinción: viola da gamba, clavicordio, dulzaina, flauta dulce (volverá a renacer en el siglo XX), bajón, laúd, etc. El fortepiano se impuso sobre el clave de tal forma que pasó a ocupar un lugar central en la música de cámara e incluso conciertos solistas. Esto se profundiza aún más en el Romanticismo, con la aparición del pianoforte romántico.






Este es un periodo clave también para la orquesta porque aquí se configura claramente la Orquesta Sinfónica como tal, por influencias mayormente de Mozart y Haydn. De la orquesta de cámara heredada del barroco, en donde se mantiene la sección de cuerdas, aunque esta es ampliada en número. Se abandona la práctica del bajo continuo, y con ello el clavecín en la orquesta. Así también queda claramente establecida la sección instrumentos de madera (madera y metal es por la clase de boquilla de los instrumentos originales, no por el material en sí del instrumento) a 2, esto es 2 flautas traveseras, 2 oboes, 2 clarinetes y 2 fagotes. Además de los de metal: 2 trompetas, entre 2 y 4 trompas y ocasionalmente 1 trombón.





Una de las figuras decisivas en la transición del barroco al Clasicismo musical fue el compositor italiano Domenico Scarlatti. El estilo de sus obras era más cercano al Clasicismo porque utilizaba estructuras claras, y melodías con acompañamientos cada vez más comprensibles para el oyente. Otro compositor influyente fue Christoph Willibald Gluck, quien restándole importancia a la improvisación de ornamentos, se focalizó en los puntos de modulación y transición. La fase entre el Barroco y el Clasicismo fue llamada de varias maneras como Rococó o estilo galante, pero se caracterizó en el paso de la textura de polifonía compleja a melodías claras con acompañamientos sencillos y la creación de estructuras formales bien definidas.





Para la década de 1750 los géneros instrumentales como sinfonía y concierto habían ganado la suficiente fuerza como para ser interpretados independientemente de la música vocal y tenían gran aceptación en las cortes. El compositor del momento era Joseph Haydn. Además de escribir sinfonías de estructura claramente clásicas, escribió sonatas para pianoforte, el nuevo instrumento de teclado que estaba surgiendo y permitía mayores capacidades expresivas. Fue considerado también el "padre del cuarteto de cuerdas", probablemente porque sus obras para esta formación son de gran refinamiento melódico y armónico. Esto contribuyó para que el cuarteto quede establecido hasta nuestros días.





Un joven compositor comienza a revolucionar la ópera y el concierto; Wolfgang Amadeus Mozart. Aunque se basó en los aportes de Haydn, Mozart prefería melodías más cantables, al estilo italiano. Además en sus obras se aprecian más cromatismos y otras modificaciones armónicas. En cuanto a la instrumentación, utiliza más variedad de instrumentos, en ricas combinaciones tímbricas. En la década de 1780 surge Muzio Clementi y adquiere prestigio con sus sonatas y estudios para piano. Este compositor incentivó la extensión de la tesitura del instrumento, entre otras modificaciones que brindaron nuevas posibilidades.




Durante el Clasicismo la vida musical sufrió numerosos cambios; se empezó a editar y publicar partituras, los músicos hacían giras y la notación musical se volvió cada vez más específica. Una nueva generación de compositores formada por Johann Nepomuk Hummel, Luigi Cherubini y Ludwig van Beethoven comenzaron a cobrar importancia. Complicaron cada vez más la sección de desarrollo y el piano ocupó un lugar central en sus obras. También se complicaron los acompañamientos para crear texturas más ricas y la armonía se volvió más flexible y elaborada. Beethoven fue el que produjo los cambios más profundos en el estilo y por ello es considerado el responsable de la transición hacia el periodo romántico. Sus principales aportes fueron las innovaciones armónicas, como el uso de cuartas y quintas, y la búsqueda de una mayor expresividad. También fue un pionero en cuanto a la orquestación de sus sinfonías, ya que utilizó muchos instrumentos que no formaban parte de la orquesta y esto impulsó la ampliación de la misma.





En cuanto a la armonía no se producen cambios significativos porque las principales reglas armónicas ya venían establecidas del periodo anterior. Pero si podemos observar grandes cambios de textura; se utiliza un estilo más puro y equilibrado, generalmente melodía acompañada y en ocasiones homofonía o polifonía vertical. Surge y se impone el bajo Alberti (forma de acompañamiento en donde se van desplegando acordes). Esto sucede en oposición al estilo barroco de sobrecargado estilo imitativo, que produjo complejas fugas y canones. Recordemos que el ideal clásico es equilibrio y armonía. Cada vez se utilizan más variedad de dinámicas y articulaciones, gracias al desarrollo de los instrumentos. Las melodías se vuelven cantabiles y la forma musical adquiere particular importancia. Es en este periodo cuando se definen claramente las estructuras en las que se basa la música culta occidental casi hasta nuestros días; la sonata, la sinfonía y el concierto clásico.







Las formas del Neoclasicismo:

La sonata

Tiene tres o cuatro movimientos. En el primer movimiento se sigue un esquema con tres partes, primero una exposición en la que el compositor nos presenta dos temas, uno enérgico y otro más melódico. En segundo lugar, el desarrollo en el que se establece una lucha entre los dos temas. Finalmente la reexposición, en la que la tensión armónica se resuelve al volver a escucharse los temas iniciales. El segundo movimiento, lento, suele ser un tema más melodioso, utilizándose un lied, con forma ternaria y lírico. El tercer movimiento tiene un carácter más desenfadado, generalmente en forma de minuetto, danza de origen francés.(Scherzos tratándose de Beethoven). En el cuarto movimiento se adopta casi siempre la forma del rondó; alterna secciones fijas con variables. La sonata propiamente dicha está escrita para un solo instrumento o bien para un pequeño conjunto de dúos, tríos. La forma sonata, si es para una agrupación de cámara, puede ser un cuarteto, quinteto, etc. Si es para una orquesta, recibe el nombre de sinfonía, y si es orquestal ,pero con un solista, concierto.





La ópera


En el siglo XVIII se había convertido en un fastuoso espectáculo de la corte, a través del cual los monarcas y los aristócratas exhibían su esplendor. Los temas se referían a la mitología y representaban grandes tragedias lírico-heroicas, montadas con gran aparatosidad, la ópera seria. Por el contrario, las clases sociales menos favorecidas contaban con su propio teatro musical, pequeñas actuaciones satírico-burlescas, la ópera buffa. De breve duración, su argumento es muy simple, recurre a la expresión directa en lenguaje coloquial y se sirve de dos o tres personajes solamente, reduciendo al máximo los elementos musicales, en los que desde luego están ausente los coros y cobra la mayor importancia la melodía popular de fácil construcción.


Otras formas musicales de importancia en el Clasicismo fueron: Sinfonía, Concierto, Tema con variaciones, Cuarteto de cuerdas y quinteto de vientos.


Compositores destacados


Austria


- Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
- Franz Joseph Haydn (1732-1809)
- Ignace Joseph Pleyel (1757-1831)


Alemania


- Carl Philipp Emmanuel Bach (1714-1788)
- Johann Christian Bach (1735-1782)
- Ludwig van Beethoven (1770-1827) (primer y segundo periodo)


Italia


- Antonio Salieri (1750-1825)
- Muzio Clementi (1752-1832)
- Niccoló Paganini (1782-1840)






miércoles, 28 de noviembre de 2012

El Barroco.

Música del Barroco

La música del periodo barroco es el estilo musical, relacionado con la época cultural europea homónima, que abarca desde el nacimiento de la ópera en el siglo XVII hasta la mitad del siglo XVIII (hasta la muerte de Johann Sebastian Bach, en 1750).

El término barroco se tomó de la arquitectura (donde designaba algo «retorcido», una construcción «pesada, elaborada, envuelta», siendo el significado original del término un lusismo que describía una perla deformada o joya falsa). En el siglo XVIII se usó en sentido peyorativo para describir las características del género musical del siglo anterior, que se consideraba «tosco, extraño, áspero y anticuado».






Se trata de una de las épocas musicales más largas y fecundas de la música occidental. Sus características más definitorias son el uso del bajo continuo (que facilitó el desarrollo de la armonía tonal, a diferencia de la anterior, modal) y el gusto por los fuertes contrastes sonoros (entre coros, entre familias instrumentales o entre solista y orquesta), materializado en la policoralidad y el «estilo concertante». Este gusto por el contraste y algunas otras de sus características son compartidas por el movimiento homónimo en las artes plásticas: profusión en el uso de ornamentación, teatralidad, dramatismo, utilización como medio para la pompa y esplendor en los espectáculos públicos, etc.

Textura

Durante el Barroco los músicos siguen cultivando texturas a cuatro y cinco voces heredadas del Renacimiento (polifonía imitativa, homofonía...), pero las voces de dichas obras no son ya de similar importancia, sino que se destacan la voz superior y el bajo, abreviándose la escritura de las intermedias en el llamado bajo continuo; esta textura suele llamarse bipolar o de monodía acompañada.
La aparición de la monodía acompañada fue precipitada por la creación del estilo vocal recitativo, en el cual el ritmo de la palabra determina el discurso melódico -La música ha de ser sirviente de la poesía-, quedando reducido el acompañamiento a meros acordes.


Estética y nuevas formas

En esta época se desarrollan como nuevas formas la sonata, el concerto grosso, la ópera, el oratorio y el ballet francés, y se vive además un auge de la música instrumental pura, es decir, sin relación con consideraciones ideológicas que se deriven de un texto, o funcionales como en el caso de la música de danza.
A diferencia de épocas anteriores, la música sacra y la música profana conviven armoniosamente, formando parte de la profesión musical. La mayor permisividad estética lleva a que la interpretación musical tienda a enriquecer las partes mediante una profusión de ornamentos y recursos expresivos. Una característica importante fue que los detalles del arte en el Barroco no se aplicaron a la música. Se buscó en un principio desechar las complicadas líneas melódicas de la polifonía renacentista para dar lugar a la homofonía (más tarde la polifonía recuperará con Bach todo el esplendor que la había caracterizado), dando de esta manera más fortaleza y protagonismo al texto, pues la música giraba en torno a una sola melodía bien formada y acompañada por acordes, para que fuera "entendible" el texto. Esto fue debido en gran parte a la corriente humanista.
Tienen gran importancia la teoría de los afectos, que considera a la música como creadora de emociones, y la retórica, que transfiere conceptos de la oratoria tradicional a la composición del discurso musical del Barroco.

Finalmente, cabe señalar que la música en esta época estaba abierta a cambios y adaptaciones. Muchos compositores creaban nuevas obras adaptando o reescribiendo con algunas modificaciones partituras anteriores, siendo estos cambios en la misma partitura o en las combinaciones de instrumentos. En la música vocal, los cantantes tenían varias partes donde podían improvisar.





Desde las últimas décadas del siglo XVI se inició la disolución del antiguo estilo polifónico renacentista, caracterizado por una textura polifónica imitativa homogénea. Dos fueron las novedades principales:

 - La policoralidad, típica de la música religiosa de la escuela veneciana (Giovanni Gabrieli), consistente en la alternancia entre diversos grupos vocales o instrumentales situados en diversas ubicaciones (cori spezzati, típicos de la Basílica de San Marcos). Una evolución natural de la policoralidad fue el estilo concertante, en el que se contrastan instrumentos contra voces (como en los concerti ecclesiastici), o solistas contra el conjunto general.

-  La monodía acompañada, en la que una sola voz aguda concentra todo el interés musical. Su acompañamiento instrumental suele escribirse en forma taquigráfica en forma de bajo continuo, consistente en una línea de bajo más unas cifras que indican los acordes con que se rellenan las faltantes voces intermedias. La Camerata Florentina y la aparición de la ópera fueron decisivas en la difusión de esta monodía acompañada.





Alrededor del año 1600 se destaca en la historia de la música un compositor de inusual talento: Claudio Monteverdi. Fue un maestro de los dos estilos entonces preponderantes: la prima prattica (el polifónico género madrigal) y la seconda prattica o recitativo de la música vocal solista (un subgénero de la monodia acompañada, esto es, una o varias voces solistas y bajo continuo). Compuso una de sus obras más famosas, el "Lamento d'Arianna", tanto en versión polifónica como en versión para solista y bajo continuo. Monteverdi sería el máximo representante de la recién creada ópera en aquella época.

El éxito internacional de la música italiana en general y de la ópera en particular expandió por toda Europa (Alemania, Austria, Inglaterra, España...) los recursos de la monodía y del estilo concertante. Mientras tanto, en Italia autores como Cesti, Francesco Cavalli y Luigi Rossi suavizaban la dureza del estilo monódico original para desarrollar la ópera belcantista, en la que se separaban ya claramente recitativos y arias. La ópera francesa (bajo diversos nombres) comenzó su despegue en la corte de Luis XIV, en el mismo tiempo y lugar en que la familia Hotteterre desarrollaba los nuevos instrumentos de madera barrocos (oboe, fagot, flautas travesera y de pico...) y en que se fijaba la suite instrumental francesa.
En esta época sobresalieron, entre otros compositores, Jean-Baptiste Lully (1632-1687) y Henry Purcell (1659 - 1695), en Francia e Inglaterra respectivamente, y su contemporáneo alemán Johann Pachelbel (1653 - 1706).





El Barroco tardío se sitúa aproximadamente entre 1680 y 1730. Una vez más es Italia el país que marcó las tendencias innovadoras, entre cuyos rasgos más notables están:
- La plena adopción de las fórmulas tonales, a partir de la escuela boloñesa (Torelli, Stradella) y más tarde Corelli: cadencias frecuentes y muy claras como marco formal, progresiones con movimiento de quintas, cadenas de retardos, acordes paralelos de sexta...
- La extensión del estilo de concierto, aplicado a la ópera y a la música instrumental: uso de ritornelos, contrastes entre tutti y solo, bajos de gran empuje rítmico, pasajes en unísono, homofonía gobernada por el bajo continuo...
La enorme influencia de Corelli llevó el estilo italiano a toda Europa. En Francia desplazó incluso a la fortísima tradición musical local originada en Lully, no sin grandes resistencias (hasta la tardía querella de los bufones), y en Inglaterra fueron directamente sus discípulos, como Francesco Geminiani, los autores más influyentes. Autores alemanes de primer nivel como Bach, Telemann y Händel estudiaron e imitaron el estilo italiano.
Los compositores barrocos cuya música está actualmente más difundida pertenecen a la generación nacida en torno a 1685: Antonio Vivaldi en Italia, Georg Friedrich Händel en Inglaterra, Johann Sebastian Bach y Georg Philipp Telemann en Alemania, Jean Philippe Rameau en Francia y Domenico Scarlatti, español de adopción.


A finales del Barroco hay varias tendencias estéticas: el estilo galante francés desde 1730, el desarrollo en Italia de la ópera buffa, la sonata y la sinfonía, y el estilo sentimental (Empfindsamer Stil) alemán; ellos conforman una suerte de preclasicismo. Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788), uno de los hijos de Johann Sebastian, es considerado el padre de la sonata clásica.






Los géneros vocales:

1- La ópera

Las corrientes humanistas buscaban una puesta al día del antiguo teatro griego, en particular el grupo conocido como Camerata Florentina, basándose al mismo tiempo en formas musicales recientes, como el drama litúrgico, el drama pastoral, las comedias madrigalescas con figuras de la commedia dell'arte y los intermezzi teatrales. Les interesaba sobre todo la antigua monodia helénica con acompañamiento de khitara.

Entre las primeras óperas conservadas se cuentan Dafne de Jacopo Peri, cuyo tema fue tomado de Las metamorfosis de Ovidio, Eurídice, también de Jacopo Peri y Orfeo de Claudio Monteverdi.

La evolución posterior y su fusión con otras formas músico-teatrales acabó convirtiendo a la ópera barroca en una representación teatral íntegramente musicada en la que se suceden números de cuatro tipos:


- Recitativos, en los que los cantantes hacen avanzar los diálogos de la obra dramática en un canto silábico apenas acompañado por el bajo continuo.
- Arias, verdadero núcleo musical de la ópera. Son números solísticos líricos y muy elaborados, a menudo virtuosos, al servicio del lucimiento del cantante y del puro deleite musical (aun a costa del decurso teatral, aquí suspendido). Hacia el final del periodo se impuso la forma A-B-A, llamada aria da capo.
- Números instrumentales ejecutados por la orquesta desde el foso, como la sinfonía inicial y, sobre todo, las danzas bailadas en escena.
- Coros, generalmente a cuatro voces.





2- El oratorio

Musicalmente casi idéntico a la ópera (aunque con más énfasis en los coros), solía tener una temática religiosa y no era representado escénicamente (esto es, era ejecutado al modo de las actuales "versiones de concierto"). A diferencia de la ópera, casi siempre en italiano, los oratorios solían escribirse en lengua vernácula. El más famoso ejemplo es El Mesías, de Händel.


3- La cantata


La asunción de la monodia, el recitativo y el estilo concertante por la música de iglesia dio lugar a una nueva forma musical, la cantata, obra de uso litúrgico que intercalaba sinfonías instrumentales, recitativos, arias y coros. Se escribieron también cantatas profanas de cámara, como la muy conocida Cantata del café de Bach.




4- El motete

El motete es una forma musical ya marginal en el Barroco. La denominación se reserva para ciertas composiciones religiosas corales escritas a varias voces iguales, frecuentemente en un estilo obsoleto. En el siglo XVII mantuvo cierta vigencia en Alemania e Italia, y en el XVIII aún se usaba a veces la palabra para designar algunas cantatas de estilo concertante.






El auge de la música instrumental

Este periodo vio aparecer la orquesta en el sentido moderno del término, y conoció la transformación de los instrumentos renacentistas hacia modelos dinámicamente más flexibles. Nacida durante el siglo XVI, la familia del violín (violines, violas, violonchelos) alcanzó su grado máximo de perfección constructiva en el XVII, hasta el punto de que entonces quedaron fijados los modelos que, en lo fundamental, han sido reproducidos durante los trescientos años siguientes, gracias a la labor de familias de artesanos como los Stradivari y los Amati. Paralelamente a ella sobrevivió a pleno rendimiento la fabricación de violas da gamba, extinguidas sin embargo hacia el final del periodo. Los instrumentos de madera fueron radicalmente transformados por la familia Hotteterre en la corte francesa de Versalles, apareciendo entonces el oboe, el fagot y la flauta travesera barroca.


Sonata

Al igual que la palabra cantata designaba una composición para canto solista y bajo continuo, la palabra sonata designa en el Barroco una composición para uno o dos instrumentos de cuerda o viento (violín, flauta travesera, oboe...) y bajo continuo, dividida en tres o cuatro movimientos de carácter contrastante, habitualmente allegro-adagio-allegro (sonata da camera) o adagio-allegro-adagio-allegro (sonata da chiesa). Derivó de la canzona del Barroco temprano; la alternancia contrastante de movimientos sucesivos es paralela a la de la suite. Entre los más célebres autores de sonatas están Corelli, Vivaldi y Bach.
A mediados del siglo XVIII la palabra sonata designa también obras para tecla, tales como las más de quinientas sonatas para clave de Domenico Scarlatti.






La triosonata o sonata en trío

La heredera del género polifónico renacentista y la principal forma de cámara del Barroco es una sonata para dos instrumentos agudos (frecuentemente violines), uno bajo, y el continuo, (el clavecín en la sonata da camera y el órgano en la sonata da chiesa) que era el encargado de completar las armonías, de modo que la triosonata requiere cuatro ejecutantes, pues la línea del bajo era interpretada por la viola de gamba, el bajón o un instrumento similar y el continuo doblaba esta línea y realizaba el "relleno armónico". Se destacan las obras de Corelli, Pergolesi, Sammartini, Händel, Buxtehude y Bach.


El concerto grosso

A mediados del siglo XVII se convierte en el género instrumental más típico de la época. A diferencia de la música de cámara, cada parte es ejecutada por más de un instrumento, como ocurre típicamente en la orquesta. La ejecución a tutti alterna con pasajes a soli a la manera de la triosonata.
Importantes centros del género instrumental concertante son Módena, Bolonia y Venecia.


Preludios, tocatas, fantasías y fugas

Los preludios, fantasías o tocatas son piezas para un instrumento solista (generalmente de teclado) de carácter improvisatorio, y como tales de ornamentación cargada, forma indefinida y textura variable. Solían ir seguidos de una fuga (a 2, 3, 4 ó 5 voces).
Una fuga a dos voces significa que hay una voz con una célula (uno o dos compases) que crea un motivo (una melodía) y al cabo de un tiempo la otra voz lo imita. Una vez imitado, transpone (cambia de tonalidad), hace alguna variación o crea unas falsas repeticiones conocidas como puentes o colas (repetición de la célula sin hacer el motivo completo, sino que simplemente se repite la célula para cambiar, en la mayoría de los casos, de tonalidad). Si una fuga es a tres voces, pasa lo mismo, pero el motivo debe de repetirse tres veces (en voces distintas) y así sucesivamente (si es a cuatro voces, cuatro veces se verá el motivo...).





La suite


La suite habitualmente tenía seis partes:

- Allemande: danza alemana de compás cuaternario y tempo moderado.

- Courante: movimiento que generalmente es un poco más rápido que el anterior, de compás ternario y frecuentes hemiolias.

- Zarabanda: danza lenta de compás ternario que acentúa característicamente su segundo pulso, de origen español.

- Giga: danza rápida en diversos compases de subdivisión ternaria, de origen irlandés.

- Minué: obra parecida a un vals. La suite suele contener dos minués emparejados
.
- Rondó: pequeña obra basada en la repetición de un tema (A), con intrusiones de (B, C, D, etc.).


La música de las suites suele ser aristocrática, vigorosamente rítmica y melódicamente rica, uniendo la variedad y decoro italianos a la gravedad alemana.





En la actualidad la música barroca es interpretada por un gran número de conjuntos musicales en todo el mundo, incluyendo aquellas que ejecutan una amplia variedad de música clásica; existen, sin embargo, conjuntos que se han especializado en música de este periodo.
Una de las principales características de estos grupos es que buscan rescatar estilos de interpretación e instrumentos propios de la época barroca. Utilizan afinaciones distintas a las empleadas por las orquestas sinfónicas actuales, así como tempos y ritmos poco ortodoxos respecto al canon que ha imperado desde finales del siglo XIX en Occidente.


Obras destacadas del Barroco:

- Orfeo (ópera) de Claudio Monteverdi
- Sonatas para violín y bajo continuo op. 5 de Arcangelo Corelli
- Música acuática de Georg Friedrich Händel
- Conciertos de Brandenburgo de Johann Sebastian Bach
- El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach
- Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi
- Ejercicios para clavicémbalo de Domenico Scarlatti
- El Mesías de Georg Friedrich Händel
- El arte de la fuga de Johann Sebastian Bach
- Misa en si menor de Johann Sebastian Bach
-  entre otras... 




Música medieval

Música medieval





La música medieval comprende toda la música europea compuesta durante la Edad Media, etapa que comienza con la caída del Imperio Romano en 476 y que finaliza en el siglo XV, en 1453, con la caída de Constantinopla o en 1492 con el descubrimiento de América, ya que el fin de la Edad Media y el principio de la Edad Moderna es un límite difuso.

La única música medieval que puede ser estudiada es aquella que fue escrita y ha sobrevivido. Dado que la creación de manuscritos musicales era muy cara, debido al costo del pergamino, y la buena cantidad de tiempo necesario para escribir toda una copia, sólo las instituciones muy acaudaladas pudieron producir manuscritos que han sobrevivido hasta la actualidad. Entre esas instituciones generalmente están la Iglesia y las instituciones eclesiásticas, como monasterios, si bien algunas obras seculares también se conservaron en esas instituciones. Estas tradiciones manuscritas no reflejan mucho de la música popular de aquella era.





El canto antiguo

La revolución espiritual de que se hicieron propagandistas los primeros apóstoles del cristianismo no se impuso sino lentamente. La religión cristiana fue adoptada por el Imperio Romano. Ya desde sus orígenes, su liturgia y su música estuvieron por la tradición judía, a la que vino a sumarse la influencia griega y romana. Las celebraciones religiosas de los primeros cristianos fueron poco a poco conformando un nuevo tipo de expresión musical austera, puramente vocal. Estos cantos litúrgicos tenían dos formas principales:

- Responsorial: era una especie de estribillo en que los fieles respondían a cada versículo de un salmo entonado por un solista.
- Antifonal: es una frase musical que introduce a un salmo cantado alternativamente, por dos coros que, al terminar el salmo, vuelven a cantar de nuevo la antífona todos juntos.

El canto (canto llano) es una forma sagrada monódica que representa la música más temprana conocida de la Iglesia Cristiana. La tradición del canto de los salmos en las sinagogas, fue sin duda una fuerte influencia del Canto Cristiano. El canto se desarrolló separadamente en varios centros europeos. Entre los más importantes tenemos a Roma, Hispania, Galia, Milán e Irlanda. Este canto era desarrollado como forma de soporte a la liturgia regional usada cuando se celebraba la misa. Cada área desarrolló su propio canto y reglas de celebración. En España se usaba el canto mozárabe y muestra la influencia de la música del Norte de África. La liturgia mozárabe sobrevivió aún a la regla musulmana, no obstante que fue una corriente aislada y su música fue suprimida más tarde en un intento de reforzar la conformidad con la liturgia completa. En Milán el canto ambrosiano, nombrado por San Ambrosio, fue el estándar, mientras que el canto beneventano se desarrolló alrededor de Benevento, otro centro litúrgico italiano. El Canto gálico se usó en la Galia y el Canto celta en Irlanda y Gran Bretaña.







Alrededor del 1011 d.C., la Iglesia Católica Romana quiso estandarizar la celebración de la misa y los cantos. En esa época, Roma era el centro religioso de la Europa occidental y París era el centro político. Los esfuerzos de estandarización consistieron principalmente en combinar estas dos regiones litúrgicas (Romana y Galia). Este cuerpo de cantos llegó a ser conocido como Cantos gregorianos. Por el siglo XII y XIII los cantos gregorianos habían superado a todas las otras tradiciones de cantos occidentales, con la excepción de los cantos Ambrosianos en Milán y los cantos mozárabes en unas pocas capillas españolas.
La música más antigua de la que podamos tener experiencia directa, ya es el final de una larga evolución.

Los primeros textos descifrables y completos datan de mediados del siglo X, y una gran parte de las melodías que conocemos, fueron transcritas de manuscritos todavía posteriores (especialmente de los siglos XII y XIII) no obstante, hemos de pensar que muchas piezas debían de estar en uso desde hacía mucho tiempo cuando fueron notadas. Lo que la notación nos ha transmitido es, verosímilmente, una tradición establecida en los siglos VIII y IX, fortalecida por la autoridad imperial y pontificia: los redactores de los manuscritos con neumas no pudieron referirse sino a un estilo impuesto por la Iglesia, ya que el gusto juzgado por el emperador como “corrompido” debió de ser extirpado por todos los medios: este repertorio carolingio o romano galicano representa ya, sin duda, una cierta decadencia en relación con las melodías de “La edad de oro”. Es, sin embargo, de una riqueza extraordinaria, y aún habría de enriquecerse.
Salvo muy raras excepciones, los manuscritos anteriores al siglo XII, no nos han conservado sino música de iglesia. Ésta es la que está en el centro de la música musical y durante siglos será la fuente de toda inspiración melódica. No obstante, sólo los monjes que la practican constantemente, aprecian plenamente su diversidad y consagran a su descripción obras imponentes. Si el canto gregoriano nos parece uniforme, es porque estamos muy poco familiarizados con él. Sin embargo, podemos distinguir los estilos y las formas correspondientes a otros géneros. La clasificación que sigue es una presentación cómoda que de dicho canto hacemos, y que no indica ningún orden cronológico ni una progresión cualitativa.






Los cantos de la misa:

- Recitativos: reservados a los sacerdotes. Con frecuencia muy bellas en su sencillez, tienen un origen muy antiguo y, probablemente, han conservado lo esencial de su aspecto primitivo.
- Cantos del ordinario: por el coro de los fieles o por la “schola”.
- Aclamaciones: por el coro de los fieles, probablemente espontáneas al principio, y muy sencillas, fueron refinándose y se hicieron rituales.


Piezas de origen salmódico:

- Responsos: estribillos y estrofas con los que la coral responde a los versículos del salmo, cantados por el solista. Primitivamente breves, silábicos e inseparables del salmo, los responsos se han convertido en grandes piezas con vocalizaciones, generalmente en tres partes (estribillo, uno o varios versículos del salmo, estribillo).
- Antífonas: estribillos silábicos introducidos en el canto alterno de los salmos, como preludio, postludio e interludio. Dos semicoros cantan los versículos alternativamente (antífonas) y se unen para cantar la antifonía.
- Tractos: salmos, o fragmentos de salmos cantados de un tirón, sin repetición alguna ni estribillos, sólo para el solista. Son piezas ornamentales con ricas vocalizaciones, que se sitúan entre las lecturas de la misa, principalmente durante el tiempo pascual.


Piezas versificadas:

- Himnos: primitivamente en prosa, en una forma análoga a la de los salmos; luego en verso, a partir de San Ambrosio, estas piezas estróficas constituyen un repertorio artístico heterogéneo, cuyo éxito en la cristiandad fue considerable.
Más tarde se consideraron himnos unos cantos religiosos (y también profanos) consagrados a la alabanza, sin ninguna relación con los himnos “ambrosianos” o “gregorianos”.

- Música profana: podemos asombrarnos de que los largos siglos de historia musical, en el curso de los cuales adquirieron tal perfección las melodías litúrgicas, no nos habían transmitido testimonios de una música profana. Ciertamente, que los tiempos no fueron propicios, fuera de los muros monásticos para el desarrollo de un arte refinado: invasiones, pillaje, guerras, epidemias, formaron durante largo tiempo el telón de fondo de la vida cotidiana. Pero, sobre todo, las función esencial de la música era la alabanza divina. La supremacía cultural de la Iglesia, especialmente de las abadías, estaba garantizada por el irrisorio nivel de alfabetización, y, bajo los carolingios, por el apoyo del poder político. Preocupada por conservar la pureza de un arte de esencia religiosa, la Iglesia no cesaba de condenar todas las reformas de música profana.

Es el tiempo en que la música “culta” occidental sucede a las tradiciones musicales antiguas.









El canto gregoriano:

Desde el s. VII hasta el XVI el canto gregoriano fue el tipo de música más importante en el mundo occidental. En estos mismos siglos se fue constituyendo y seleccionando un repertorio que, en honor a su primer recopilador, el Papa Gregorio I (San Gregorio Magno), se llama canto gregoriano. Este papa comenzó una reforma de la liturgia romana y también recopila y ordena todas las melodías religiosas existentes hasta entonces para darles una configuración más sencilla o llana. En el s. XI se establecieron las reglas de su escritura musical (notación: Los signos conocidos con el nombre de neumas eran los que indicaban la altura de los sonidos que evolucionaron a lo que hoy conocemos como las notas. Con el tiempo empezó a utilizarse un tetragrama que evoluciono al pentagrama) y durante el s. XII y XIII se enriquece con nuevas aportaciones a partir de esa época, al contacto con la música extralitúrgica y profana, cada vez más progresiva, se inicia un largo declive, que acaba en nuestros días acaba por desaparecer prácticamente de nuestra liturgia.


Puede ser de dos tipos:

- Silábico: si canta una nota en cada sílaba del texto.
- Melismático: cuando cada sílaba del texto está adornado por varias notas distintas, a veces muy numerosas.


El canto gregoriano se caracteriza por diversos aspectos:

- El canto litúrgico o gregoriano es la música oficial de la Iglesia Romana.
- Es un canto monódico.
- Su letra está en la lengua oficial eclesiástica: el latín.
- El ritmo no tiene una pulsación predeterminada ya que los acentos rítmicos son los naturales del texto.
- Se canta a capella.
- Su sistema musical es de 8 modos gregorianos o eclesiásticos y éstos provienen de los modos griegos.
- En su interpretación solo pueden intervenir voces masculinas.
- Su finalidad es destacar aún más la oración.
- Su origen está en los primeros cristianos.
- Es la música del Románico.






Los trovadores pertenecían a una clase social elevada e insistían en distinguirse de los juglares, considerándoles de peor condición. Generalmente los trovadores componen y cantan sus propias obras, mientras que el juglar sólo interpreta porque no tiene formación ni facultades para componer. Su actividad surge en el sur de Francia (Provenza) y suroeste (Aquitania) cuyo centro cultural es San Marcial de Limoges; precisamente el trovador más antiguo conocido es Guillermo IX de Poitiers, Conde de Aquitania (1086-1127), en la zona provenzal destacan Peire Vidal, Guerau de Cabrera, Raimbaut de Vaqueiras entre más de cuatrocientos conocidos.
En cuanto a las temáticas sobre las que cantan los trovadores son muy variadas: canciones de gestas, heroicas, amorosas, de carácter político, moral, satírico, piadosas, cantos fúnebres y otras muchas. Musicalmente, las formas son también de gran diversidad, destacándose el rondeau (alternancia de coplas y estribillo), virelai (en que el estribillo no interrumpe el desarrollo de las estrofas), ballade (estribillo alternante cada tres estrofas) etc.
Aunque el ciclo trovadoresco alcanza su apogeo en la segunda mitad del siglo XII tiene importantes cultivadores en el siglo XIII, como el catalán Giraud Riquier o el francés Adam de la Halle. Los trovadores del norte de Francia se llamaban troveros, y los alemanes Minnesänger que significa cantores de amor. Los trovadores se muestran muy audaces en la invención de sus melodías, definitivamente aportada ya de sus originales modelos litúrgicos. Como ya no utilizan textos en prosa latina, sino en verso romance, la rítmica de sus obras ya no se basa en la cantidad métrica de cada sílaba; esto hace desarrollar ciertas fórmulas rítmicas, entre notas largas y breves, que tendrán gran repercusión en la música polifónica.






Los juglares, perseguidos constantemente por la Iglesia, son personajes errantes que van de aldea en aldea, de castillo en castillo, asombrando y divirtiendo a un público analfabeto. Herederos de los mimos y joculatores de la Roma clásica y pagana, mitad poetas y mitad saltimbanquis, mezclan en sus actuaciones la declamación y el malabarismo, la música y la sátira, la lírica y las gestas épicas. Ellos son los únicos transmisores de la música popular no litúrgica, pero enseguida con los procedimientos más avanzados del canto eclesial y novedades surgidas de la poética de tropos y secuencia.
Aparte de las habilidades circenses, los juglares en general se acompañaban con instrumentos musicales prohibidos por la Iglesia a causa de su antigua vinculación a la vida pagana. Había juglares de muy diferentes tipos y calidades, desde los más simples y vulgares llamados Cazurros o Remedadores hasta los más pulidos en el arte, muy próximos o confundidos con los trovadores.
A veces eran clérigos, personas de cierto nivel cultural que habían abandonado la vida religiosa y vagabundeaban de un lado a otro intentando sacar partido de su superioridad cultural, eran los llamados goliardos (por el obispo Golias personaje que se cree que inventó este oficio) cantaban y recitaban en latín y en lengua vulgar, en su repertorio figuraba la poesía más refinada o dramática junto con las canciones al vino, a las mujeres, contra los eclesiásticos y un sinfín de cosas curiosas, según podemos ver en algunos códices que contienen sus obras, como los de Ripoll o los conocidos Carmina Burana (canciones del Monasterio de Beuren, en Alemania).




Instrumentos de cuerda:

La música medieval utiliza muchos instrumentos de cuerda, tales como el laúd, la guitarra morisca o mandora, la guiterna y el salterio. Los dulcémeles, similares en estructura a los salterios y cítaras, que eran originalmente punteados.

- El rabel, era un instrumento medieval cordófono de tres cuerdas, tocado con arco. Su caja de resonancia tenía forma de pera y en ocasiones alargada. El mástil era corto y el clavijero a veces estaba inclinado hacia la derecha, hasta adoptar finalmente forma de hoz. Se introdujo en Europa durante el siglo X desde el mundo árabe.
- El dulcimer, era un instrumento similar al salterio, cuyas cuerdas solían aparecer en órdenes de dos a cuatro. Se tocaba percutiendo las cuerdas con unos macillos de madera.
- La fídula, era un instrumento medieval de cuerda frotada con cuerpo oval o elíptico, tapa armónica plana y clavijeros normalmente en forma de disco.

 Arpas, liras y salterios: Las denominaciones medievales son con frecuencia muy confusas. Las palabras cythara, rote, rotta o chrotta pueden designar un arpa, una lira con arco, un salterio. Sucede que la lira se bautiza como arpa o psalterium o que el monocordio «tiene 19 cuerdas». No obstante, la iconografía permite distinguir tres tipos de instrumentos de cuerda sin mástil o mango, y otro instrumento especial:

- Las arpas se reconocen por su forma aproximadamente triangular y por sus cuerdas de longitud desigual, tensas en un plano perpendicular al cuerpo sonoro, entre éste y una consola que lleva las clavijas. El arpa pequeña portable y sin duda venida de Irlanda con los monjes irlandeses, todavía es el emblema heráldico de este país. Desde el siglo IX los juglares acompañan con ella sus relatos y la nueva nobleza feudal aprende a tocarla. Pero, a pesar de su contínua aceptación, no parece que el arpa haya suscitado un repertorio específico antes del siglo XVI.
- Las liras se asemejan a las cítaras antiguas hasta el siglo XI. Las cuerdas de igual longitud, se tensan entre un clavijero y una consola transversal paralelamente al cuerpo sonoro. La lira y el arpa están claramente diferenciadas en un manuscrito del siglo XII, en la que el arpa se llama cythara anglica y la lira cythara teutonica.
- El salterio, que aparece en el siglo XII, en una escultura de la catedral de Santiago de Compostela, se compone de una caja de resonancia, plana, de forma generalmente trapezoidal, sobre la que se tensa un número de cuerdas muy variables, de longitudes desiguales.
- El monocordio se menciona con frecuencia en la Edad Media. En su origen, es un instrumento científico, destinado a la evaluación de los intervalos. Un caballete móvil que se desplaza a lo largo de una escala graduada permite medir la longitud de la cuerda que corresponden a los diferentes sonidos para una misma tensión.

 Laúdes, guitarras y violas: Los instrumentos de cuerdas con mástil existen en Europa desde la Alta Edad Media. Sus denominaciones se confunden a menudo con las correspondientes a instrumentos sin mástil, en el mismo desorden y la misma imprecisión. La iconografía sigue siendo la mejor fuente de información:

- El laúd, en la forma que el renacimiento hizo famoso, no fue introducido en Europa sino hasta el siglo XII. Lo introdujeron los moros con su nombre árabe.
- La guitarra, curiosamente, ha tomado su nombre de instrumento de la antigüedad que no tenían mástil. Desde el siglo XI o el XII se presenta bajo dos formas: la guitarra morista, que Machaut llama “moracha” y no es otra cosa que un laúd o una bandola, y la guitarra latina, que es aproximadamente la guitarra que nosotros conocemos.
- El organistrum es una especie de viola en la que el arco está reemplazado por una rueda que frota las cuerdas por acción de una manivela. Las cuerdas se acortan no con los dedos directamente, sino con un teclado. Es el instrumento que hoy se llama "viola de rueda" o zanfona y que pertenece al folclore desde el siglo XVII.






Instrumentos de viento:


- Los instrumentos con estrangul o boquilla (generalmente de doble lengüeta, como el oboe) están representado por los caramillos, las bombarda (una quinta más graves) y las dulzainas, de tubo más estrecho y timbre velado.
- Los instrumentos de las familias de los cuernos y de las trompetas son, en general, instrumentos guerreros. El olifante, cuyo uso duró un poco más de dos siglos, es un cuerno tallado en un colmillo de elefante (de donde su nombre, por aproximación fonética). El instrumento que Dante llama trombetta es una pequeña trompa, una pequeña bocina, una trompeta. Las cuatro tubae y la tubecta de plata que se hizo hacer Federico II en Italia (1240) son probablemente instrumentos del mismo tipo, uno y otro inspirado también libremente en la tuba y la buccina latinas. Dersde el siglo X se utilizaron igualmente instrumentos cónicos, de cuernos de animal o de madera, provistos de una embocadura de cuerno y perforados por orificios, como el caramillo: son las cornetas, llamados también cornetas con boquillas, del nombre que se llama a su embocadura.
- Órganos: el primer centro de fabricación de órganos en la Edad Media fue Bizancio y allí sin duda se construyeron los primeros órganos neumáticos, que sustituyeron a los hidráulicos. Al menos, un instrumento de este tipo está representado por primera vez en un obelisco bizantino. Desde Constantinopla se exportan los órganos a todo el imperio e incluso a Oriente. En adelante, se fabrican en Occidente. En España desde el siglo V y en Inglaterra a partir del año 700. La ejecución de estos instrumentos era bastante rudimentaria. Una serie de tablillas correderas, que servía de teclado, permitía introducir el aire de una máquina neumática en los tubos de cobre o de bronce perpendiculares con teclas corredizas. Cada tecla podía hacer hablar a uno o varios tubos simultáneamente. Al menos desde el siglo X hubo órganos de pequeñas dimensiones "positivos" (para poner sobre un mueble); en el siglo XII se construirán "portátiles". A partir del siglo XIII, los tubos se reparten en "juegos" de una a diez filas. Se introduce el instrumento en las iglesias.




Instrumentos de percusión:


Hasta el Renacimiento los instrumentos de percusión no desempeñaron sino un papel marginal en la música. Antes del siglo XII no existían prácticamente, aparte de los juegos de campanas empleados en los monasterios. No obstante, el ornato cotidiano estaba realzado por ruidos diversos de los que la literatura medieval evoca con frecuencia los aspectos comunes: matracas de los leprosos, amuletos tintineantes con que se cubrían los héroes y los peregrinos, cencerros, cascabeles, campanas, aldabones de las puertas, etc. Sólo en los siglos XII y XIII aparecieron en Europa los tambores de dos pieles, con los que se acompañaban sobre todo los que tocaban instrumentos de viento y el pequeño tambor sobre un cerco con crótalos (pandereta).