lunes, 22 de julio de 2013

Frank Emilio

Frank Emilio Flynn Rodríguez. Polifacético pianista cubano de extensa trayectoria, considerado entre los mejores músicos de su época. Obras suyas, tituladas “descargas”, se consideran clásicos del jazz latino o afrocubano.

Francisco Emilio nació en La Habana el 13 de abril de 1921. Ciego de nacimiento, desde niño comenzó a intentar reproducir en el piano doméstico los danzones que escuchaba en programas de radio. Su modelo era el famoso pianista Antonio María Romeu, quien mantenía una hora diaria en una estación radiofónica habanera. A inicios de la década de 1930 comenzaron a llamarlo «el único imitador del Mago de las Teclas», como era anunciado Romeu.




A los doce años Frank Emilio ganó un premio para artistas aficionados en el Teatro Nacional –hoy Gran Teatro de La Habana– en el cual interpretó precisamente un danzón de Romeu, Tres lindas cubanas, basado en un son de Guillermo Castillo, del Sexteto Habanero. Gracias a ese lauro obtuvo su primer contrato profesional.

Aún con pantalones cortos, comenzó a trabajar como pianista en la orquesta danzonera de Manuel Puerta que actuaba en la estación de radio CMBG. Gustaba desde entonces irse a tocar con conjuntos de sones, a pesar de que por esa época muy pocos de estos grupos incluían un piano en su formación.

Aprovechando su facilidad para la improvisación y su gusto por el son y la guaracha actuó en programas con la Sonora Matancera y el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro. El propio Romeu lo invitó a tocar algunos danzones en su programa Hora Íntima, porque la calidad del quinceañero Frank Emilio había llegado a sus oídos.




En los años 40 comenzó a estudiar música con los maestros Harold Gramatges y Félix Guerrero. Por mediación de Miguel Matamoros, quien condicionó su contrato con el de Frank Emilio, éste entró a trabajar en la estación Mil Diez, que poseía el mejor staff de músicos del país. En esta emisora acompañó a cantantes, hizo programas de piano solo y formó el grupo Loquibambia Swing que interpretaba música norteamericana de moda y números de compositores jóvenes como José Antonio Méndez y César Portillo de la Luz. La cantante del conjunto era una muchacha que se presentaba como Omara Brown, pero que pronto recuperó el apellido de su padre –Portuondo– célebre jugador de béisbol. Por esos días estaba naciendo el feeling, modalidad que vino a renovar profundamente la canción cubana, no sólo en la composición, también en la interpretación, y en el concepto de acompañamiento.

A finales de la década de 1940 Frank Emilio tocaba diariamente en clubes y restaurantes y acompañaba a solistas en presentaciones en teatro, radio y cabaré. En 1948 presentó, como pianista de jazz, una serie de programas en la estación Radio Kramer, y más tarde en Radio Continental.

Formó un grupo en 1951 –Los Modernistas–, integrado por José Antonio Méndez, guitarra; Isauro Hernández, contrabajo; Justi Barreto y Oliverio Casanova, percusión; Pepe Reyes y Francisco Fellove, cantantes. También tocó el piano en el grupo de son Alejandro y sus muchachos.




En los primeros años de esa década participó en la fundación y desarrollo del Club Cubano de Jazz que invitaba a músicos norteamericanos de renombre a La Habana para que tocaran en jam sessions con los cubanos. Luego juntos se marchaban a «descargar» toda la madrugada a Las Vegas o al Club 21, dos de los puntos insomnes de la ciudad.

Frank Emilio formó un cuarteto de jazz con Leonardo Acosta en el saxo alto, Papito Hernández en el bajo y Walfredito de los Reyes en la batería. Tocó en una temporada con el grupo del saxofonista Eddie Shu en el Lobby’s Bar del habanero Hotel Saint John’s y luego, en unión del Trío de Sarah Vaughan, en el cabaré Sans Souci. Confesaba como preferidos los estilos pianísticos de Art Tatum, George Shearing y Oscar Peterson, pero entre sus influencias nunca olvidó mencionar la de Antonio María Romeu.

La idea del Grupo Cubano –o Quinteto Instrumental– de Música Moderna dirigido por Frank Emilio surgió una noche de 1958, en el bar del vestíbulo del hotel St. John’s cuando el trío formado por Frank, Guillermo Barreto y Orlando “Papito” Hernández «jazzeaba» números cubanos, tradicionales o de moda, acercándolos a menudo al lenguaje del be-bop. Una noche decidieron irse a grabar esa experiencia a un improvisado estudio que reunía las mínimas condiciones técnicas. Desde la sesión inicial se incorporaron Tata Güines en la tumbadora y Gustavo Tamayo en el güiro –el quinteto original– que sumó más tarde en actuaciones al saxofonista Gustavo Más y después, Carlos Emilio Morales en la guitarra y el percusionista Emilio del Monte en la percusión cubana, entre otros músicos, como Orlando “Cachaito” López, quien reemplazó a Papito Hernández.




Con el primer material grabado se hicieron dos discos en los que Frank Emilio sacó todo el provecho que pudo del modesto instrumento disponible, un piano Baldwin acrosónico. Aquellas primeras grabaciones del grupo, luego conocido como Los Amigos, se editaron originalmente bajo el sello Tropicana en 1960 como Música cubana moderna. Volumen I y Volumen II. Una atmósfera jovial, con guiños al swing, al mambo, la rumba, el danzón, el cha cha chá, y el be-bop, recorre breves versiones de boleros (Delirio, Imágenes, Tres palabras, Añorado encuentro), y de los números movidos como Tony y Jesusito, Algo bueno, Chachachá blues y Sasaúma –descarga original de Frank Emilio con participación destacada del bajo y la percusión.

Cuando Frank Emilio sintió que era el momento de adentrarse en la música de concierto –ambición que había permanecido latente en él durante años– comenzó a estudiar en firme, cotidianamente, con el maestro César Pérez Sentenat, quien lo presentó el 17 de julio de 1959 en su primer recital en el Palacio de Bellas Artes con obras de Bach, Mozart, Ravel, Debussy y de los cubanos Ignacio Cervantes y Ernesto Lecuona.



Ese mismo año apareció Danzas y danzones cubanos, el primero de una serie de discos que combinaba el repertorio danzonero con piezas de Cervantes y Manuel Saumell. La experiencia, que recibió muy favorable recepción del público melómano, fue acogida con sorpresa por parte de cierta crítica que consideraba rara la incursión de un pianista de música popular, jazzista por añadidura, en aquellas pequeñas obras del XIX, predios tradicionalmente reservados para músicos «académicos».

Desde entonces su labor como intérprete estuvo dividida entre dos pasiones: la música popular “descargada”, o sea, jazzeada a partir de géneros cubanos, y la música de concierto para piano.

Compuso su conocida pieza Scherezada chachachá, que grabó con Los Amigos en 1962 y al año siguiente participó con Chucho Valdés, Peruchín Jústiz, Adolfo Guzmán, Rafael Somavilla y Felo Bergaza, entre otros pianistas, en el disco Pianoforte.



En la década de 1960 interpretó Rhapsody in Blue, de George Gershwin, con orquesta dirigida por Adolfo Guzmán y Concierto en fa, del mismo compositor, con la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por Manuel Duchesne Cuzán, obras que aprendió y memorizó a través del sistema Braïlle. Produjo tres discos de larga duración de José Antonio Méndez para la firma Areito.

Realizó numerosas presentaciones con Los Amigos, conciertos como pianista acompañante de notables cantantes de la Isla, presentaciones en teatros, festivales y televisión y algunas grabaciones, entre ellas Frank Emilio presenta a Frank Emilio, en 1974.


En la década de 1980 participó en la serie de discos Aché, de la cantante Merceditas Valdés, con Los Amigos; en los noventa grabó un excelente fonograma de danzones con Juan José Suárez en la flauta y tomó parte destacada en las producciones discográficas Pasaporte, con Tata Güines, Miguel Angá y una orquesta todos estrellas; Spirits of Havana y Chamalongo, ambas de Jane Brunett, con quien realizó el disco compacto The Cuban Piano Masters en 1996.



Por entonces su carrera había adquirido un revitalizador segundo aire con proyección internacional: fue aclamado justamente como uno de los grandes maestros del piano cubano. Al final de la década grabó el magistral disco Barbarísimo, en el que desplegó sus extensas dotes en la improvisación; Tribute to Lecuona y A tiempo de danzón. Recibió homenajes en festivales de jazz y realizó presentaciones en Estados Unidos en el Lincoln Center.

Frank Emilio falleció en La Habana el 23 de agosto de 2001.




Discografía


Lp Panart Nac.3142 Pianoforte.

Lp Du Arte 1615 Frank Emilio y su piano: Paisajes de España.

Lp Sonotone 1100 Frank Emilio piano: Danzas y danzones cubanos.

Lp Egrem 3138 Frank Emilio y su piano: Danzas cubanas.

Lp Panart Nac 3103 Grupo Cubano de Música Moderna.

Lp Egrem 1025 Quinteto instrumental de Música Moderna: Color y ritmo.

Lp Egrem 1027 Quinteto instrumental de música moderna: Rico melao.

Lp Areito 3473 Frank Emilio presenta a Frank Emilio.

Lp Areito 4274 Los Amigos – Música de Juan Almeida.

CD Milán BMG-35791 Barbarísimo.

CD Milán BMG 43052 Tribute to Ernesto Lecuona.



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