martes, 23 de octubre de 2012

El oído musical

El oído musical






Las características más importantes del sonido son altura, intensidad, duración  y timbre.
La altura del sonido es uno de los aspectos más importantes y complejos a la  hora de adiestrar el oído musical, debido a que es la única característica que se debe  recordar con toda exactitud, a diferencia de las demás, que se especifican de forma  aproximada.

La sensación de altura está dada principalmente por la frecuencia del estímulo  acústico. También la intensidad influye sobre la sensación de altura. Los sonidos de  frecuencias bajas tienden a percibirse más graves cuando la intensidad es mayor, los  de frecuencias altas cuando aumenta la intensidad tienden a percibirse más agudos,  mientras que los de frecuencias medias, se mantienen estables.








La altura de las notas viene regulada por la referencia al Diapasón, que fija la  frecuencia de la nota la3 ,y que ha variado a través de los siglos. En 1859 la Academia  de Ciencias de París lo fijó en 435 vibraciones por segundo o ciclos. Esta afinación fue  adoptada por la Conferencia Internacional reunida en Viena, el 1885 .

Se  sabe  que  las  ondas sonoras  afectan al  cuerpo  de diferentes  maneras dependiendo de sus frecuencias; es decir que el cuerpo funciona como un resonador por simpatía. Las vibraciones de baja frecuencia afectan al cuerpo y la función
vestibular; los sonidos que no se pueden oír, se pueden sentir. Las vibraciones de frecuencias medias son las del lenguaje y la comunicación, mientras  que las 2 vibraciones de alta frecuencia energetizan y afectan las operaciones mentales y psicológicas.







El oído es un órgano de gran complejidad. Esquemáticamente se distinguen tres partes:

-El oído externo comprende el pabellón auricular u oreja y el conducto auditivo externo. El pabellón auricular tiene la misión de concentrar las ondas sonoras y llevarlas hasta el conducto auditivo externo.

-El  oído medio o caja del tímpano es una cavidad de pequeño tamaño que está llena de aire. Su pared externa la constituye la  membrana timpánica, que lo separa del oído externo. La membrana timpánica vibra al entrar en contacto con las ondas sonoras. Sus vibraciones son recogidas por tres huesecillos, llamados martillo, yunque y estribo que actúan a modo de palanca. El sonido se transmite luego a la ventana oval, situada en el oído medio y de aquí pasa al oído interno.

-En el oído medio se abre también la trompa de Eustaquio, que está en comunicación con la zona de la faringe y tiene la misión de mantener la presión aérea de la caja timpánica al mismo nivel que el que existe en la atmósfera.







-El oído interno está  alojado en una serie de cavidades irregulares excavadas en el hueso temporal, que reciben el nombre de  laberinto óseo;  en su interior se encuentra el laberinto membranoso. Entre el laberinto óseo y el membranoso hay un líquido claro y transparente, llamado perilinfa, y en el interior del laberinto membranoso hay otro líquido que recibe el nombre de endolinfa.

Las cavidades formadas por el laberinto óseo dan lugar al vestíbulo, al caracol y a los tres conductos semicirculares. El vestíbulo está situado en la parte anterior del caracol y transmite a éste, a través de la perilinfa, las vibraciones que le llegan de laventana oval.
El caracol o coclea es una cavidad espiral cuya misión es conducir estas vibraciones al  órgano de Corti, que se encuentra en su interior. Los tres  conductos semicirculares, están relacionados con el sentido del equilibrio.







Cada vez que escuchamos cualquier sonido, nuestros oídos transforman las señales acústicas en impulsos neuronales que el cerebro interpreta.
Si, en su destino primero el oído era un simple aparato concebido para detectar las variaciones de presión, en el curso de su evolución, ha demostrado que podía también analizarlas.  

La percepción del sonido tiene diferentes localizaciones cerebrales, según se trate del ritmo, la melodía o la armonía. Willems apunta que la audición del ritmo está localizada en el nivel bulbar, origen de las acciones reflejas motrices; la melodía y los motivos melódicos se localizan en el nivel encefálico; la armonía está ligada al nivel cortical, que es el encargado de controlar las actividades más intelectuales.Nuestros oídos juegan un papel principal en la estimulación del cerebro.







Cuando nuestro cerebro esta bien "energetizado", podemos enfocar, concentrar, organizar, memorizar, aprender, y trabajar por largos periodos de tiempo, casi sin esfuerzo.  

Otro aspecto relacionado con el cerebro es la especialización hemisférica. El hemisferio derecho trata preferentemente los datos visoespaciales, globales y sintéticos, e interviene en los procesos atencionales y emocionales. Estará más implicado en el reconocimiento de melodías en los sujetos no músicos.Por el contrario, el hemisferio izquierdo es más competente para tratar los datos abstractos, analíticos y secuenciales, y es el asiento del lenguaje oral y escrito.  

Oír y escuchar son dos procesos diferentes. Oír es la  percepción pasiva de los  sonidos, mientras que escuchar  es un acto voluntario que requiere del deseo de usar el oído para enfocar los sonidos seleccionados. En otras palabras, escuchar es la facultad de seleccionar la información de sonidos que uno desea oír para percibirla  de manera clara y ordenada. Desempeña un papel predominante en la integración, comprensión y retención de mensajes sonoros, particularmente de los sonidos del lenguaje. Escuchar es  de vital importancia en el proceso de aprendizaje. 

Escuchar, no oír, es la función primaria del oído. Escuchar es tanto la habilidad de captar información, como la habilidad de filtrar la información irrelevante. Cuando las sensaciones son procesadas de forma fluida, los estímulos irrelevantes son bloqueados y podemos concentrarnos y enfocar. Podemos organizar y jerarquizar esta información en vez de sentirnos abrumados. 




La  escucha óptima, por tanto, se refiere a la habilidad de usar el oído para enfocar voluntariamente y con atención un sonido entre los demás sonidos del ambiente.

La música se inscribe en la duración, es decir, el tiempo. Comparte esta característica con el lenguaje corriente. Este hecho impide comparar la música con la pintura, por ejemplo. Pero además, el tener ritmo e inflexión correctos en el lenguaje, va más allá del mero logro de un habla inteligible y de una mejor comprensión del mensaje verbal, incide en la misma organización del lenguaje. 

La música contiene como elementos fundamentales el ritmo y la melodía. Se organiza, como el lenguaje, por sucesiones de sonidos rítmicos. La música y el lenguaje tienen en común, pues, el ritmo y la melodía, pero solo la música utiliza la simultaneidad de timbres y sonidos, la armonía. Hay que tener en cuenta esta particularidad, porque es una diferencia importante y marca una dificultad para la adquisición del oído armónico. 

El desarrollo de ambos lenguajes se basa, fundamentalmente, en la audición, pero también en la observación, la experimentación, la imitación y, finalmente, en la comunicación. Desde temprana edad, los niños observan y escuchan a sus mayores, experimentan con los sonidos e intentan imitar los modelos del lenguaje, es decir, las palabras.  







 La voz contiene únicamente los sonidos que el oído capta. 

 Si se le da al oído la posibilidad de escuchar correctamente, se mejora instantánea e inconscientemente la emisión vocal. 
 Es posible transformar la fonación por una estimulación auditiva sostenida durante un cierto tiempo (ley de remanencia). Es difícil hablar sobre el oído sin hablar sobre la voz: están ligados.

Oído absoluto (OA) u oído perfecto es la capacidad para identificar correctamente el nombre musical o la frecuencia de un sonido dado, o de producir un sonido específico como «caído del cielo», o sea, sin ninguna referencia a otro sonido objetivo «soporte».  

Por lo común, la posesión de esta habilidad se considera entre los músicos como un valioso talento. Se cree que, entre las ventajas que aporta, ayuda a comenzar a cantar en la nota correcta cuando no hay acompañamiento, ayuda a tocar el instrumento afinadamente, a cantar a primera vista con precisión, a escuchar partituras musicales sin necesidad de tocarlas. Pero esta habilidad puede, inclusive, conferir ciertas desventajas a su poseedor, tales como una decreciente habilidad para realizar ciertas tareas de alturas relativas. El oído absoluto se da con mayor frecuencia entre músicos profesionales que entre la población general, aunque no necesariamente se correlaciona con un alto grado de talento musical. 






Debido a estos rasgos aparentemente paradójicos, el oído absoluto ha captado la atención de los investigadores a lo largo de un siglo. Se han investigado tres temas importantes, en especial, la relación entre oído absoluto y oído relativo; la interpretación de la génesis del oído absoluto, especialmente si es hereditario y/o adquirido; y los efectos del entrenamiento y la experiencia sobre el oído absoluto en diferentes edades.  

Algunos músicos poseen lo que se ha dado en llamar «oído casi absoluto»; esto es algo parecido al oído absoluto, pero para un solo sonido. Algunos oboístas que regularmente tocan el  la  440 como modelo para la afinación de la orquesta, y los violinistas que frecuentemente tocan dicha nota en la cuerda al aire, pueden recordar auditivamente y cantar esa nota a voluntad; y entonces pueden producir cualquier otra nota aplicando la destreza del oído relativo.  




Es un grave error considerar que los niños con oído absoluto no necesitan aprender las relaciones tonales, igual que los demás. El hecho de que puedan memorizar los sonidos con toda nitidez y sin esfuerzo no significa necesariamente que sean conscientes de los intervalos y de las relaciones de tensión y distensión melódica.  

Algunos músicos a pesar de su oído absoluto desentonan audiblemente y no son capaces de transportar y cantar con las notas una melodía sencilla en distintos tonos, por hallarse bajo el influjo tiránico de la tonalidad original en que escucharon por primera vez dicho trozo. También se dan casos de personas que, después de reproducir con notas una frase cualquiera que acababan de oír, no saben distinguir eldiseño melódico (líneas ascendentes, descendentes. etc.) de la misma. 

 No obstante el oído absoluto representa un apoyo importante para la memoria,  no constituye un criterio de musicalidad, puesto que el arte está formado de relatividad y a menudo existe en sujetos no músicos, mientras que otros que lo son no la poseen. 
Un músico, por lo tanto, puede prescindir de la audición absoluta pero no de la relativa.





Una de las ventajas de la audición absoluta es que crea una asociación inmediata entre el ordenamiento de los sonidos y el de los nombres. Esta ordenación es un elemento primordial de la organización de la audición interior, que constituye la base de la audición absoluta y de la relativa. Otra ventaja psicológica es la de dotar de una cierta fijación el terreno eminentemente móvil de la sensibilidad. Desde el punto de vista práctico tiene las siguientes ventajas: 

1. Permite reconocer rápidamente la altura exacta de las notas cuando se 
escuchan. 
2. Permite, por medio de la escritura, fijar la altura real de los sonidos. 
3. Facilita la entonación en el canto y en los instrumentos. 
4. Facilita la memoria. 
5. Ayuda a orientarse en las modulaciones. 
6. Es un gran apoyo para el virtuosismo, por la rapidez en la concepción de los 
sonidos. 
7. Permite orientarse más fácilmente en las obras modernas de carácter atonal. 






Un oído demasiado absoluto puede impedir tocar en un piano afinado demasiado alto o bajo, cantar en un coro que se ha bajado o escuchar música antigua, por ejemplo, afinada a partir de un diapasón distinto al actual. En algunas tonalidades, como por ejemplo sol sostenido menor, puede haber dificultad en decir el nombre de fa doble sostenido, pues su sonido coincide con el del sol. Así mismo, alumnos con oído absoluto tienen dificultades con la audición y reconocimiento de intervalos armónicos y acordes, pues se mueven mal en el terreno de las relaciones entre sonidos. Se han realizado pruebas de identificación de discriminación interválica  en las que se ha detectado mayor dificultad en los poseedores de OA frente a personas sin esta habilidad, sobre todo, fuera de la tonalidad de Do mayor. Algunos autores señalan la dificultad de muchos sujetos con OA para identificar los intervalos de un modo directo.





La audición relativa es una de las principales características de la musicalidad y más compleja que la audición absoluta.  
Existen dos relatividades: una cuantitativa y la otra cualitativa. La audición relativa cuantitativa considera la relación de proximidad de las notas en base a su colocación en la escala (do al lado del re, etc.). La cualitativa empareja los sonidos por su relación de proximidad armónica: la octava, la quinta, la tercera, etc. 

Otra característica de la audición relativa es que se basa en la sensibilidad sensorial y afectiva. Además, si partimos de la sensorialidad auditiva podremos usar una gran cantidad de sonidos que se encuentran entre la distancia de semitono en la afinación no temperada. 
Desde el punto de vista artístico, tiene una mayor importancia que la audición absoluta. La sensibilidad sensorial es la base y el punto de partida de la audición relativa .

Veamos entonces en qué consiste un buen oído relativo y qué ventajas -o desventajas- presenta en relación con el oído absoluto:






El oído relativo consiste en la capacidad para percibir relaciones melódicas, con independencia de la ubicación real, absoluta, de los sonidos que constituyen tales relaciones dentro de la gama sonora. Así, lo frecuente es que alguien que conoce una obra musical no se extrañe o desoriente cuando la escuche dos tonos más abajo o más arriba del tono en que estaba acostumbrado a oírla y en caso de tener que descubrir las notas por audición comenzará indiferentemente en cualquier sonido, respetando luego los intervalos. La mayoría de personas, no formadas musicalmente, son capaces de cantar una canción en cualquier tonalidad, con lo que, sin saberlo, están usando la capacidad de recordar relaciones interválicas, es decir la memoria relativa del sonido. 

 El oído relativo está relacionado, como hemos dicho, con la afectividad derivada de los intervalos que forman la melodía. Actúa de forma más lenta (no es automático) que el oído absoluto, pues debe orientarse a partir de puntos de referencia tonales, interválicos, etc. pero a su vez permite moverse con seguridad en todas las tonalidades, pues cuando se ha interiorizado el modelo o patrón melódico de una escala o modo, es posible situarlo en cualquier tonalidad sin ninguna dificultad. 
El oído relativo utiliza el impacto emocional que producen los intervalos y los acordes para recordar su “color” sonoro. Utiliza, asimismo, la memorización de elementos conocidos, como las canciones de intervalos, melodías del repertorio musical, etc. Se basa, por lo tanto, en modelos “musicales”, lo cual confiere un conocimiento basado en la sensibilidad musical, en equilibrio con la técnica. 

El oído relativo acostumbra al alumno a prestar más atención a las relaciones entre sonidos y a los lugares que ocupan en la estructura melódica y tonal que a los sonidos aislados. Esta característica confiere a los lo utilizan una mayor comprensión de la estructura del discurso musical y una mayor destreza para crear e improvisar melodías coherentes. 






El oído musical es, pues, una facultad en parte innata y en parte adquirida que juega un papel decisivo en la formación de la persona, tanto desde el punto de vista humano como musical.  
 Es necesario conocer las características fisiológicas y psicológicas de su funcionamiento para poder incidir de forma eficaz en la formación de un oído sensible y desarrollado.  Asimismo es imprescindible plantear una metodología sistemática para su entrenamiento, dado que la percepción auditiva de las alturas, la más importante en el aspecto musical, presenta dificultades en muchos casos, especialmente en niños o adultos que no han tenido un entorno musical favorable o que han tenido malos modelos.

Siempre se puede mejorar el oído, especialmente en el caso de los niños, más dúctiles y recuperables. Los adultos acostumbran a presentar más problemas, porque además suelen estar mucho más bloqueados e inseguros: tienen el convencimiento (en parte cierto) de que el aprendizaje musical deberían haberlo hecho de pequeños.   

El conocimiento y discriminación del mundo sonoro estimula, la capacidad intelectual y es, sobre todo, una forma de conocer el mundo que nos rodea y sentirnos más seguros en él.  




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