La Contradanza es un ritmo rápido de danza, en compás binario, compuesto por varias secciones de 8 compases que se repiten. Debería tener su origen en las country dances de Gran Bretaña, . Después se extendió al resto de Europa . Alcanzó la máxima popularidad a finales del siglo XVIII, durante la época la que se utilizó en otros géneros escénicos, como la ópera y el ballet. Fue utilizada por la cultura maya con la finalidad de fecundidad y fertilidad.
Entre los compositores de música culta que escribieron obras inspiradas en este ritmo están Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven, con su colección de doce danzas publicadas en 1803, en especial la n.° 7 y la n.° 11, que utiliza al final del ballet Las criaturas de Prometeo (1801).
De especial importancia fueron las contradanzas en Hispanoamérica a lo largo del siglo XIX. «Dado su origen aristocrático, la contradanza es diversión de gente culta pero en Cuba desciende gradualmente hasta el pueblo que le da un carácter típico» con autores como Manuel Saumell y el continuador de su obra, Ignacio Cervantes, según dicen los músicólogos Salas y Pauletto.1 La Habana fue uno de los centros de difusión de este género más importantes, en parte debido a la expansión por el Caribe, de bailes afroamericanos asimilables como la calenda.
La contradanza en América fue un género musical que su origen se halla en la contradanza francohaitiana llegada a Cuba en 1789, después de la revolución francesa, por inmigrantes franceses blancos, negros y mulatos provenientes de Haití y de otras migraciones de franceses de Luisiana y Nueva Orleáns. Paulatinamente fue tomando características criollas, influyendo en este proceso los músicos que la interpretaban, porque adaptaban o reorganizaban el ritmo de la contradanza europea.
En Cuba se interpretó desde el Siglo XVIII, pero es a principios del Siglo XIX cuando alcanza un auge notable y adopta características muy especiales que la transforman en contradanza criolla. La más antigua que se conoce es San Pascual bailón, que es anónima y se publicó en 1803.
Es el baile de pareja suelta, realizando figuras que se ejecutaban en los salones de baile de la burguesía criolla, con un bastonero que se encargaba de señalar la sucesión de las figuras, mientras que la población dominada se reunía en los bailes de cuna y academias de bailes.
El hombre toma en su mano izquierda la mano derecha de la mujer, dejando libres las del otro lado y quedando ambos de costado. Esta forma de enlace permite una relativa facilidad e independencia en la ejecución de los movimientos en cuanto a la relación de pareja.
Sus figuras fundamentales son: paseo, cadena, sostenido y cedazo, los dos primeros son lentos, tranquilos y reposados, y los otros son más vivos y agitados. Dentro de los diseños espaciales de este Baile de salón se destacan: las dobles hileras de parejas en forma de calle, los círculos, cuartetos, tríos y dúos.
El más importante elemento sustancial aportado por la contradanza a los bailes de salón cubanos, fue su paso básico. Este consiste en avanzar o retroceder, alternando los pies en cuanto a tiempos musicales. En los tres primeros se apoya el pie completamente en el piso y en el cuarto tiempo se golpea sólo con el talón, para luego, con el mismo pie de la última acción, comenzar otra vez el paso. Esta forma básica se mantuvo en la Danza, el Danzón, el Son y el Casino, aunque evolucionó en diferentes períodos con ciertos cambios de acentos corporales y de ritmo, y alguna que otras pequeñas variantes o adornos en los pies, sobre todo, en los desplazamientos y la ejecución de nuevas figuras.
Esta contradanza sufre un proceso de criollización, se utilizaban en su acompañamiento ritmos de habaneras y, en las segundas partes, fragmentos de guarachas y canciones entre otras, propias del repertorio teatral. En las agrupaciones que interpretaban estos géneros bailables predominaban los cordófonos, dos clarinetes, cornetín, figle y trombón, entre los cordófonos estaban dos violines, contrabajo, y de percusión los timbales y el güiro.
Sus títulos fueron muy jocosos y hacían alusiones a muchas situaciones a muchas situaciones cotidianas, tales como “¡Ay! Clara dame tu yema”, “El capricho de las damas”, entre otros.
En el repertorio de este género se puede señalar a innumerables compositores negros y mulatos de la época que imprimían un ritmo peculiar y conjugaban planos rítmicos diferentes, destacándose no solo como compositores, sino también como intérpretes.
La Contradanza Cubana dio pie a la Danza Cubana que con su tempo lento y melancólico proveyó espacio a la estrofa cantada y de ahí a la habanera, primera expresión vocal propiamente cubana. El desarrollo de la Contradanza Cubana y La Habanera llevó a la creación de otros géneros musicales propiamente cubanos, que estuvieron muy vinculados a la transición de la Orquesta Típica a la Charanga Francesa y de ésta en la Charanga. En orden cronológico de origen podemos mencionar a: el Danzón, el Danzonete, el Danzón de Ritmo Nuevo Danzón Mambo, el Cha Cha Chá y la Pachanga; todos ellos asociados, principalmente, al formato instrumental de la Charanga a la Francesa que hoy conocemos, simplemente, como Charanga.
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