El violoncello es un instrumento de cuerda que está entre la viola y el contrabajo. Se toca con un arco, y el instrumento apoyado en el suelo y sujeto entre las piernas del violoncellista.
La palabra proviene del termino italiano violoncello que se pronuncia igual que significa "violón del cielo".
El violonchelo nació un poco después que el violín en el siglo XVI. Era muy similar al actual, pero de mayor tamaño. Su popularidad fue demorosa por el hecho de que sufrió modificaciones por mucho tiempo y tenía una fuerte competencia por parte de la viola de gamba; incluso algunos músicos no querían usar el violonchelo y escribían partituras especiales sólo para la viola de gamba.
Las partes del violonchelo son las mismas que las del violín, pero estamos hablando de un instrumento mucho más grande. Al igual que el violín, se compone de una caja de resonancia formada por el fondo, la tapa y los aros. Su forma es abombada y sus curvas elegantes. Sobre la tapa se encuentran las efes, que son los orificios con esa forma en cada lado. Además, se encuentra el cordal, que retiene a las cuerdas y entre las efes, el puente, que conserva las cuerdas en alto. Dentro de la caja, se encuentran la barra armónica (a lo largo de la caja) y el alma (bajo el pie derecho del puente), que son los responsables del sonido del violonchelo. El mango contiene al diapasón, que al igual que en el violín, no tiene trastes. El diapasón termina en el clavijero. Entre ambos se encuentra la cejuela, que recibe a las cuerdas para luego ser enrolladas y tensadas por las cuatro clavijas en el clavijero. Este último tiene una terminación en forma de caracol que se llama voluta.
El arco del violonchelo consiste en pelos de caballo que van tensados en una vara de madera de palo de Pernambuco. En relación al arco del violín, el de violonchelo es más grueso y más corto. Las vibraciones de las cuerdas del violonchelo se producen frotándolas con el arco; se debe hacer con más fuerza que en el violín. Como los pelos de caballo no pueden producir un buen sonido por sí solos, se les aplica resina para generar un mejor agarre en las cuerdas y obtener así una buena sonoridad.
El puente es una pieza de madera que se sitúa hacia la mitad de la parte superior del violonchelo y sobre el que se apoyan las cuatro cuerdas. Tiene que estar en posición perpendicular al plano del violonchelo y a la misma distancia de las dos efes. No está pegado ni clavado a la tapa, sino que se sujeta gracias a la presión que ejercen las cuerdas. Su parte superior, está curvada, lo que hace que las cuatro cuerdas a lo largo del mástil y el diapasón no se encuentren en el mismo plano. Los puentes de los violonchelos barrocos eran más pequeños y tenían la parte superior mucho menos curva, lo que hacía que todas las cuerdas estuvieran en un mismo plano. El principal inconveniente de esto es que al tocar una cuerda, podrías tocar sin querer las cuerdas adyacentes.
Al emitir las cuerdas del violonchelo sonidos graves, las partituras no se suelen escribir en clave de sol, sino que lo más común, es escribirlas y leerlas en clave de fa en cuarta línea del pentagrama, que es el símbolo que se ve en la imagen a la izquierda de las notas. Pero es relativamente frecuente que para registros agudos se empleen otras claves, sobre todo la clave de do en cuarta y clave de sol.
En un principio, las cuerdas eran cuerdas de tripa, menos resistentes que las de metal, pero que daban una sonoridad más pura y cálida. Estas cuerdas fueron usadas hasta el siglo XX. A raíz de la Segunda Guerra Mundial se generalizó el uso de cuerdas metálicas, más resistentes y con mayor sonoridad que las otras. También hay cuerdas de nylon y otros materiales. Se siguen fabricando cuerdas de tripa, ya que muchos intérpretes que tienen instrumentos barrocos o que tocan música barroca consideran que la sonoridad con este tipo de cuerdas se acerca mucho más a la idea original del compositor.
La forma de tocar el violonchelo es sentado y apoyando el instrumento entre las rodillas y sobre una clavija retráctil. Se debe sujetar el mango con la mano izquierda y con la derecha deslizar el arco. El mástil debe quedar hacia la izquierda del cuello. Otra forma de tocarlo es con la punta de los dedos; la técnica se llama pizzicato. Considerando la primea forma, mientras de desliza el arco, con los dedos de la mano izquierda se deben presionar las cuerdas para producir distintos tonos.
La primera música dedicada específicamente al violonchelo solista fue escrita en Italia alrededor de 1689 (Ricercari e canzoni, de Domenico Gabrielli, y Sonare, de Jacchini). Hay que llegar hasta Beethoven para que este instrumento sea apreciado en su justo mérito en la orquesta.
El Cello o Violoncello es en esencia un violín bajo que se toca manteniéndolo de pie.
Su tono es rico y sonoro, y sus cuerdas altas tiene una cualidad melódica inconfundible. El cello se adapta perfectamente tanto a la intimidad de un cuarteto de cuerdas como a una orquesta.
Existen técnicas tanto para la mano izquierda como para la derecha. En el caso de la mano izquierda algunas técnicas son: los armónicos, que se producen al rozar la cuerda con un dedo; el vibrato, que es un movimiento ondulatorio y espontáneo de la mano izquierda que da expresividad a la nota que se está representando; y el glissando, que es un cambio de posición de un dedo que se mantiene presionando mientras se desliza el arco; eso resulta en que se tocan todas las notas entre la inicial y la final.
Entre las técnicas de la mano derecha se encuentra col legno, que es golpear las cuerdas con la madera del arco; détaché, para mover el arco emitiendo una sola nota (si se cambia de nota, no se mueve el arco); dobles cuerdas, deslizando el arco sobre dos cuerdas al mismo tiempo, logrando polifonía; legato, para tocar notas distintas en un solo deslizamiento de arco; pizzicato, pellizcando las cuerdas con los dedos; spiccato, dando pequeños saltos con el arco mientras se pasa por las cuerdas; staccato, presionando la cuerda uniformemente durante la nota; sul tasto, deslizando el arco por la parte más alejada del puente; y sul ponticello, pasando el arco lo más cerca posible del puente.
El apogeo del violonchelo comienza durante el barroco. Muchos compositores lo usan de manera recurrente como bajo continuo de las obras, junto con el clavecín, y ya se empieza a usar para agrupaciones más pequeñas, dúos, tríos y cuartetos.
A Johann Sebastian Bach se le ha atribuido por mucho tiempo la poco verificable creación de la viola pomposa (también llamada viola di fagotto o "violoncello piccolo da spalla" [violonchelo pequeño de hombro], usada por Bach para sus Cantatas de Leipzig), que en su versión de cinco cuerdas sirve para interpretar su Suite para violonchelo solo n.º 6. Este violoncello piccolo da spalla se creó para que fuera interpretado por violinistas (poco expertos en la interpretación da gamba, con el instrumento en vertical y sujeto entre las piernas) ya que se interpretaba colocado sobre el hombro y el pecho, y tenía un tamaño mayor al de la viola actual. Algunos investigadores creen que las 6 suites para violonchelo solo en realidad estuvieron creadas para este instrumento.
Vivaldi ya compuso 27 conciertos para violonchelo, y en la segunda mitad del siglo XVIII Luigi Boccherini, que además era violonchelista virtuoso, dedicó 12 conciertos a este instrumento.
Con la gran popularidad que tuvo como bajo continuo, acabó por desplazar totalmente en este período a la viola da gamba, y se consolidó como instrumento recurrente en las agrupaciones de cámara.
El violonchelo que se usó en toda esta época, se llama violonchelo barroco, y es prácticamente idéntico al violonchelo moderno. Todavía se conservan muchos ejemplares de este tipo de violonchelo y además se siguen fabricando, ya que los músicos que interpretan obras barrocas consideran que la sonoridad de estos instrumentos es mucho más adecuada para este tipo de música. El violonchelo barroco no tenía pica, la varilla metálica que tiene los violonchelos modernos para sujetarlo al suelo, que resulta mucho más cómodo para dejar a la mano izquierda la libertad suficiente para las complicaciones técnicas de las obras posteriores al barroco. Esto pasaba porque al estar sujetando el violonchelo con las piernas y con la mano izquierda, la que crea los distintos sonidos al apretar las cuerdas sobre el mástil, aumentaba la tensión en esta mano y disminuía la agilidad de los dedos. Además, en esta época se usaban cuerdas de tripa, no las cuerdas metálicas que se usan ahora, que le daban una sonoridad completamente distinta.
En este periodo, Haydn y Beethoven fueron dos de los grandes compositores que ensalzaron la figura del violonchelo y compusieron gran número de obras para él, ya como instrumento solista. Además, el violonchelo se consolidó como pieza fundamental, como bajo, en la inmensa mayoría de cuartetos y tríos compuestos en esta época, y fue utilizado por prácticamente todos los compositores.
Ya en el siglo XIX es cuando se introduce una de las mayores características del violonchelo moderno, la pica. Al principio, ésta era de madera, y fija, pero permitió que el violonchelista alcanzase una técnica virtuosística que sin el apoyo de la pica era más complicado, con lo que las obras para violonchelo también se hicieron cada vez más complejas.
El romanticismo musical se puede considerar la Edad de Oro del violonchelo. Schumann, Brahms, Dvořák o Mendelssohn compusieron conciertos para violonchelo y orquesta, y con el establecimiento de la orquesta sinfónica, el violonchelo definitivamente se convirtió en el tercer instrumento más numeroso, después del violín y de la viola.
Durante el siglo XX, se siguió componiendo mucha música para violonchelo, con compositores como Ravel, Debussy o Shostakovich. Además, a partir de los años veinte, el violonchelista catalán Pau Casals consigue, con su nueva puesta en escena de las Suites para violonchelo de Bach, devolver al violonchelo a una posición privilegiada.
Desde el siglo XX, las mujeres comienzan a ser intérpretes de violonchelo, cosa que no había ocurrido anteriormente. Durante mucho tiempo, solo las mujeres de clase alta podían tener acceso a los instrumentos musicales, y no estaba bien visto por la sociedad la postura de sujeción del violonchelo, entre las piernas, considerándola poco aristocrática. Existe documentación de otro tipo de posturas adoptadas por algunas mujeres violonchelistas, sujetando el instrumento de lado. A esto se sumó los prejuicios que existían contra las mujeres instrumentistas. Pero ya desde los años veinte aparecen mujeres violonchelistas aplaudidas y valoradas.
En los años noventa se utiliza el violonchelo además para música pop, rock e incluso heavy metal, como el grupo finlandés Apocalyptica, con sus tres (antes cuatro) violonchelos, y con la aparición del violonchelo eléctrico.
Para una buena interpretación del violonchelo es necesario tener un control de la técnica de aquellos aspectos más relevantes en este instrumento. Los miembros del cuerpo más activos en la interpretación del violonchelo son la mano izquierda y el brazo derecho, que son los que modifican y crean el sonido, por eso hay que prestarles especial atención a la hora de estudiar la técnica de este instrumento.
Algunos destacados violonchelistas son: Pau Casals (más conocido como Pablo Casals, considerado como el mejor interprete del violonchelo de la historia por muchos), Paul Tortelier, Mstislav Rostropovich, Jacqueline Du Pré, Lluis Claret, Yo-Yo Ma y Christine Walewska, entre otros.
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