El chequeré o calabash es un instrumento de percusión de África, consistente en una calabaza secada con cuentas tejidas en una red que la recubre. En todas partes del continente lo llaman cosas diferentes, como el lilolo, axatse (en Ghana), y chequeré. Suele utilizarse mucho en la música hausa en Nigeria. El chequeré está hecho de las pequeñas calabazas que crecen sobre la tierra. La forma de la calabaza determina el sonido del instrumento. Un chequeré se hace secando la calabaza durante varios meses, entonces que quitan la pulpa y las semillas. Después de que es fregado, el trabajo de las cuentas son añadidas, así como el color. El instrumento es usado tradicionalmente, aunque también se utiliza para la música popular. Cuando se toca es sacudido y/o golpear contra las manos.
Ejecutado generalmente en conjuntos de Tres (Instrumento musical), con diversas dimensiones, alturas y funciones musicales, se le reconoce de mayor a menor o del grave al agudo como: caja, mula y cachimbo; caja, dos golpes y salidor, entre otras denominaciones. Son muy frecuentes entre los practicantes de la santería en Cuba y tras los tambores batá resultan los de mayor importancia. El conjunto instrumental de chequerés muestra una marcada regularidad en la distribución cualitativa de los espacios o franjas sonoras que lo forman, con independencia del número de instrumentos participantes en la agrupación musical.
De acuerdo con esta distribución quedan bien delimitadas tres franjas: una la ocupa el trío de chequerés propiamente dicho, cuya integración es invariable; en la segunda se hallan los membranófonos y en la restante otros idiófonos. Durante las ceremonias de santería, este conjunto instrumental acompaña en esencia los cantos y bailes dedicados a cada deidad. El oru, ciclo de toques y cantos, se interpreta según el orden ritual; también se utilizan para acompañar los conocidos cantos de puya en que el texto reviste una importancia primordial, pues busca provocar al oricha para que se presente en la celebración.
En uno y otro caso el plano instrumental actúa en correspondencia con el canto. A pesar de su papel acompañante, este plano se manifiesta dinámico, comunicativo y a un nivel muy superior respecto de los demás elementos integradores del evento, capaz de promover y detener la danza, así como estimular los estados sugestivos de los creyentes. El conjunto de chequerés participa en ceremonias de conmemoración, de ofrendas, de limpieza y mortuorias; en todos los casos cumple la función de acompañar el canto y el baile.
Por lo común, al toque de güiros se le adjudica un carácter festivo o de diversión; rasgo este sobre el cual se pone más énfasis. Otra faceta de interés en cuanto a la función musical de este instrumento, es el papel que desempeña en los conjuntos instrumentales de rumba y conga. En estos, un solo chequeré marca el pulso métrico durante la ejecución, a semejanza de la función que efectuaban otrora el acheré y el chachá.
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