El pianista Alfred Cortot nació en Nyon el 26 de septiembre de 1877. Fue un pianista y director de orquesta francés. En el conservatorio de París estudió piano con Decombes, una de los pupilos de Chopin, y luego con Louis Diemer, ganando un primer premio en 1896.
Con el paso de los años, algunos de sus compañeros de clase en el conservatorio recordarían que Cortot quizás no era el más dotado, pero sí el más trabajador y por dicha causa esto lo llevó a ser un pianista notable. Además de su excelencia en el teclado, también lo fue con sus interpretaciones de Wagner en Bayreuth.
Al año siguiente ya era asistente de dirección el el Festival de Bayreuth, dedicado a la representación monográfica de la obra Wagner.
Luego de esto, fue oído y admirado como un intérprete de Beethoven en los conciertos de Colonia y de Lamoureux, y también apareció con Eduard Risler en dos conciertos de piano en la música de Wagner. En 1898 lo designaron como entrenador de coros, y luego como director, en Bayreuth, en donde trabajó hasta 1901 bajo la responsabilidad de Mottl y de Richter.
Conoció a Cosima Liszt en esos festivales y a partir de entonces se convirtió en un fervoroso wagneriano. Hasta 1902 continuó asistiendo como director a los festivales de Bayreuth.
Fundó una sociedad en París dedicada a gestionar y organizar óperas de genio alemán, además de piezas de Beethoven, Brahms, Schumann y otros compositores franceses. Fue el responsable y director del estreno de El Ocaso De Los Dioses, de Wagner en París en 1902. Dirigió con éxito a través de la sociedad mencionada la Missa Solemnis de Beethoven, Un Requiem Alemán de Brahms y La Legende De Sainte Elisabeth de Liszt.
Un hito en su vida y en la historia de la música del XX, lo supuso su encuentro con Pablo Casals con quien mantuvo una estrecha amistad hasta el final de sus días. De hecho el último concierto que dió en público tuvo lugar en 1958 con el violoncelista catalán en el Festival de Prades. Formaron un trío con el violinista Jaques Thibaud que pronto se convirtió en una de las principales formaciones de música de cámara del mundo.
Pau Casals
Jaques Thibaud con Alfred Cortot
Este grupo estuvo vigente hasta 1944, y cuando un día se le preguntó cómo habían llegado a juntarse los tres, su respuesta dejó a más de uno estupefacto: “fue durante un encuentro casual jugando al tenis”.
En el año 1907 Gabriel Fauré lo designa Profesor del Conservatorio de París para sustituir a Raoul Pugno (1852 – 1914).
Aquí Cortot se dio cuenta de su verdadero valor como maestro. En 1919 el gobierno francés lo envía a los Estados Unidos para efectuar una gira de propaganda artística. En 1919 funda en París la “Escuela Normal de Música” contando con la colaboración de los mejores músicos del país Galo.
Luego de una gran gira por Alemania y nuevamente por los Estados Unidos, sentó los fundamentos de la Orquesta Sinfónica de París el cual él mismo dirigió. En 1920, cuando ya estaba al frente el gobierno bolchevique en la Unión Soviética, Cortot da sendos conciertos en Moscú y en San Petersburgo, los cuales constituyeron un fuerte cimbronazo para los pianistas ruso – soviéticos de ese entonces, tales como Heinrich Neuhaus y Samuel Feinberg, los cuales se dieron cuenta que tenían que cambiar sus respectivos enfoques técnicos en el arte de la ejecución pianística.
Desarrolló una importante labor pedagógica en el Conservatorio de París. Muestra de ello es la cantidad virtuosos que surgieron de sus clases, entre los que destacaremos a Clara Haskil, Dinu Lipatti y Vlado Perlemutter. Como curiosidad citaremos a una alumna suya que pasaría a la historia por ser la compositora de varios éxitos de Edith Piaff, Marguerite Monnot, autora, además, del musical Irma La Dulce.
La demanda de su presencia como director invitado a las principales orquestas del mundo y los constantes viajes con su trío, no le impidieron dejar grabaciones que constituyen aún hoy en día joyas documentales y guía para pianistas. La actividad de la música de cámara con sus insignes compañeros cesaron en la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo durante la 2da. Guerra Mundial ocurre un hecho lamentable aunque también discutible, dado que se pone de parte del Gobierno de Vichy el cual era presidido por Laval y Pétain. Incluso su nombre se llegó a relacionar con ciertas actitudes antisemitas; de todas maneras esto nunca pudo comprobarse.
En 1942 tocó en Alemania bajo la dirección de Wilhem Furtwängler (1886 – 1954). Después de finalizada la conflagración tuvo algunos problemas políticos, los cuales finalmente fueron resueltos. Su definitiva aceptación ocurrió el 17 de octubre de 1949 cuando dio un gran concierto en la sala Pleyel en conmemoración del Primer Centenario de la muerte de Chopin.
Alfred Cortot y Wilhem Furtwängler
En 1952 se le vio por última vez en el Río de la Plata en donde se apreciaron sus cualidades interpretativas. De todas maneras se le pudo notar como “cansado” y literalmente con pocas fuerzas físicas, lo que no le impidió todavía dictar un curso de verano junto a Wilhem Kempff en la ciudad de Positano, cerca de la ciudad de Nápoles. Su última presentación ante el público tuvo lugar el 10 de julio de 1958 en la ciudad de Prades, España.
Los recursos técnicos de Cortot, los cuales en su momento llegaron a ser brillantes,pero para la década de los cincuenta ya estuvieron bastante disminuidos. Pero seguía siendo el gran Cortot, el cual transmitía una verdadera poesía, elegancia y fineza mientras ejecutaba Chopin y Schumann. Cortot, al igual que Claudio Arrau (1903 – 1991), daba mucha importancia a la soltura muscular. Sabía hacerlo a la perfección, dado que era un amplio conocedor de la estructura anatómica y biomecánica de los dedos, antebrazo, brazos y hombros.
Destacó en la nueva competición de música para piano francesa, y dedicó tres volúmenes para su exposición. Realizó ediciones para la música pianística de Chopin y para Franz Liszt, Mendelssohn, Schumann y Weber; hay ediciones que incluyen ejercicios técnicos.
La mayoría de las observaciones de Cortot de la técnica del piano proporcionaron el material para un libro que se tituló “Los principios racionales de la técnica del piano” que se publicó en 1928. El autor era un estudiosos ávido y sus seguidores cuidaron y catalogaron su biblioteca de dedicatorias musicales, literatura, primeras ediciones, las letras, los retratos, las monedas y las estampillas.
Fue un ejecutante que realmente se compenetraba en cada una de sus interpretaciones con enorme profundidad, viviendo emocionalmente lo que ejecutaba. Sus grabaciones siguen estando en los anaqueles de las casas musicales especializadas y constituyen excelentes puntos de referencia para todos aquellos que tienen buen gusto hacia el arte del piano. Muchos compositores contemporáneos le han dedicado numerosas obras.
Aunque coincidió cronológicamnte con movimientos vanguardistas musicales no tuvo demasiado contacto con músicos franceses como los surrealistas. Su nombre quedó escrito para siempre como uno de los fundamentales intérpretes de las obras de Chopin, Schumann y Liszt, entre otros grandes compositores románticos. No ha existido ningún afamado virtuoso del piano que no se haya rendido ante la pulcritud y expresividad que se detectan en las grabaciones que legó a la historia.
Una de las piezas más aplaudidas a Cortot en sus actuaciones era Die Kinderszenen (Las Escenas Infantiles) de Schumann. Afortunadamente queda una grabación que realizó de este entrañable álbum en los años veinte.
Luego de su muerte en 1962, su música impresa, algo muy raro, fue dispersada y distribuida entre el museo británico, la biblioteca de Newberry en Chicago y La Universidad de California en Berkeley. Manuscritos importantes fueron comprados por la Fundación de Lehman en la Librería Pierpoint-Morgan en Nueva York.
Alfred Cortot grabó numerosos discos, especialmente de Chopin, Schumann y Liszt, de los que fue un interprete de excepción. Publicó el primer registro mundial integro de la Sonata en si menor de Liszt, de la Kreisleriana de Schumann y del Primer Libro de Preludios de Debussy.
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