Justo Betancourt nació en el barrio La Marina de Matanzas, Cuba, el 6 de diciembre de 1940. Desciende de una familia musical, pues sus padres cantaban en grupos de aficionados y un tío paterno era percusionista. A los 11 años comenzó su carrera musical, cuando formó parte de una agrupación patrocinada por una marca de cerveza, La Pandilla Cabeza de Perro. A los 16 años, ingresó como vocalista a la agrupación Guaguancó Matancero, donde aprendió todos los secretos del canto rumbero de los solares matanceros.
Posteriormente trabajó con la orquesta Club de Genaro Salinas y con éste grabó por primera vez un sencillo para el sello Fama, titulado Para Gozar Cubita. En 1964, y a bordo de un carguero que zarpaba rumbo a Europa, salió de Cuba y se instaló brevemente en Grecia.
A mediados de 1964, llegó a Nueva York y trabajó durante dos años con la orquesta del timbalero Orlando Marín, con quien grabó varios temas.
Luego, en 1966, y durante dos semanas, estuvo con el conjunto de Johnny Pacheco como corista. Duró poco porque fue llamado como vocalista de la Sonora Matancera que ya estaba instalada en Nueva York. Con la Sonora participó en numerosas grabaciones como corista de Elliot Romero, Máximo Barrientos, Gladys Julio, Linda Leida, Tony Díaz, Kary Infante, Carlos Argentino y Leo Marini para el sello MRVA de Rogelio Martínez. Como voz líder participó en dos LPs de la Sonora: Presentando el Nuevo y Fabuloso Sonido (Seeco) y La Niña de Guatemala en Ritmo de Guantanamera (MRVA). En estas grabaciones se le conoció por algunos éxitos como Déjame el rincón, Sé que Tú, Congoro Congo y Saguate Cumbia.
Durante los 5 años en que permaneció con el conjunto matancero se presentó en los lugares más recónditos del habla hispana y a pesar de que la Sonora ya no tenía la misma acogida, aprovechó esta vigorosa etapa para adoptar escuela y convertirse en un verdadero sonero.
Cuando salió de la Sonora Matancera, a comienzos de 1971, pasó a ser corista de varias agrupaciones como la de Eddie Palmieri, Ray Barreto y Alfonso Salinas. A finales de ese año se afilió con Fania, convirtiéndose en el primer "líder y cantante solista" de la salsa que grababa con el sello de Pacheco y Masucci. Debutó por esos mismos días con los álbunes El Explosivo (con arreglos de Javier Vázquez y Bobby Valentín) y Los Dinámicos-Pacheco/Betancourt. En ambos trabajos mostró la solidez de su experiencia con la guaracha cubana. Su siguiente trabajo continuó en esta onda: Él que Sabe Sabe, un claro reto a los nuevos salseros que estaban empezando con sus virtudes y defectos en el escenario, donde Betancourt, con sus escasos 32 años, aparecía como un veterano.
Su álbum de 1972, Pa' Bravo Yo, fue el más importante de todos sus trabajos, concebido desde una perspectiva salsera, pero respetando toda la estructura y estilo del son tradicional.
Por lo tanto, a los efectos de la salsa que penetraba los predios cubanos, resultó el cantante por excelencia, el auténtico sonero capaz de ir de un lado a otro, brindándole el perfil respectivo a cada tendencia en particular. El tema que dio título al álbum, una composición de Ismael Miranda, fue su primer gran éxito en la salsa.
Con sus éxitos para el sello Fania, Betancourt cayó inevitablemente en la producción masiva de la salsa y se le incluyó como integrante regular del staff de cantantes de Fania All Stars. Comenzó participando en el famoso concierto del Yankee Stadium de Nueva York, celebrado en el otono de 1973 y donde cantó Échate Pa'lla de Pacheco. Posteriormente, participaría en dos discos más de las Estrellas de Fania: Tributo a Tito Rodríguez, con el tema Cara de Payaso, y Live, con las incidencias de un concierto en Nueva York el 11 de julio de 1975 y en el cual pasó a la historia de las Estrellas por su magistral interpretación del son en Yo Soy la Candela.
No hay que olvidar la sobrada solvencia de Betancourt para enfrentar el bolero, soporte siempre efectivo para demostrar sus dotes de verdadero cantante que no se limita a los predios del son y la guaracha.
En 1976, después de grabar los LP's Justo Betancourt (1974) y Lo sabemos (1975), que aún en la distancia siguen luciendo completos, Justo se unió al percusionista Mongo Santamaría, y con la producción de Marty Sheller, grabó uno de los discos más singulares del momento salsero: Ubané, una manera de poner a Cuba en Nueva York. En vez de buscar el son tradicional en el cual se basaban los arreglistas salseros, Sheller buscó la guaracha en el mejor estilo de los años cincuenta. Sin embargo, el disco no logró calar definitivamente en el público y terminó en el más injusto fracaso. Ese mismo año junto a Celia, Pacheco y Papo Lucca participó en el álbum Recordando el ayer con más ventas que virtudes, al tratar de reproducir el sonido de la Sonora Matancera.
A finales de 1976 Justo se trasladó a Puerto Rico, huyendo de las limitaciones del ambiente neoyorquino y separándose de las giras y grabaciones de Fania All Stars, para inmiscuirse en el escenario moderno y más libre que proyectaban agrupaciones como la Sonora Poncena, Willie Rosario, Bobby Valentín y Roberto Roena, entre otros, desde la isla.
Con músicos jóvenes, entre ellos los vocalistas Sammy González y Tito Rojas, formó la agrupación Borincuba. Con su nueva banda, grabó cuatro álbumes; en los dos primeros, Distinto y Diferente (1977) y Presencia (1978), alternó con los otros vocalistas y dejó tres de los éxitos más sonados en esos años: No Estás en Nada, Soy Profesional y Presencia. En los otros dos figuró como director musical con la voz líder de Tito Rojas, que a fin de cuentas formó rancho aparte con Los Borincanos.
Más bien el álbum ¡Presencia! si es una muestra genuina de lo que en verdad era Borincuba. Con un sonido más cercano a la vanguardia puertorriqueña, Betancourt si desarrolló su proyecto comercial con mayor libertad, destacando el tema que dio título al disco, compuesto por el recordado Tite Curet Alonso. Este disco también destacó otro tema de Tite, “Ella está en otra rumba” , así como los sones “La tapa al pomo” y “Camarón” (donde destaca como invitado el pianista Papo Lucca). Mención aparte merecen los temas “La ilusión de la vida” , arreglado por nuestro compatriota Carlos “Peluzza” del Carpio, y el bolero “Psicología” , en una nueva versión más extendida a la que fuera grabado por el mismo Justo en su álbum Pa´Bravo Yo , la cual incluye una soberbia fuga en montuno.
En los años siguientes, Betancourt, residiendo entre Nueva York y San Juan, siguió en la inercia de los contratos de Fania y produjo dos nuevos discos: Justo Betancourt (1979) y Leguleya No (1982), pero ninguno de ellos logró aproximarse al nivel alcanzado a mediados de la década de los setenta.
En 1981, y en medio de estas grabaciones, grabó un último LP con la Sonora Matancera para el sello Bárbaro, filial de Fania, que resultó ser completamente intrascendente. Con alguna regularidad sonó Mala Pata, pero esto no ayudó a ninguno de sus protagonistas.
A partir de 1982 sus apariciones fueron variables: participó en el LP del cubano exiliado Israel Sardinas, ¡Israel, la Verdad! (1984), y con Tito Puente en el tercer álbum de la serie Tributo a Benny Moré (1985). Y así, sobraron los motivos para que Justo Betancourt, a pesar de tantos éxitos, terminara en el anonimato virtual y la indiferencia. Se fue retirando del mundo de los estudios, aunque siguió presentándose esporádicamente.
En 1992, y después de años de silencio discográfico, regresó con el álbum El Bravo de Siempre para el sello RV Productions de Rafael Viera, el hombre que fuera administrador de Fania en San Juan por muchos años y que por estos días es consulta obligada en su tienda de discos de la Parada 15 de Santurce. Fuera de Puerto Rico, donde ahora sí se radicó definitivamente, el disco no se conoció y Justo siguió en su anonimato...
En 1994 participó en el proyecto del productor y músico puertorriqueno Frank Ferrer llamado "Descarga Boricua", al lado de más de 30 experimentados músicos locales e internacionales como Ismael Miranda, Jerry Medina, Papo Vázquez, Juancito Torres, Alex Acuna, Mario Rivera, Pedro Guzmán y Angel "Cachete" Maldonado, entre otros. Allí, y en varios temas, recurrió a sus soberbios recursos vocales como en sus buenos momentos.
En el segundo trabajo de la Descarga Boricua, editado en 1996, participó brevemente en algún tema como : Abrázate a Puerto Rico, al igual en el tercer álbum de la reunión de los virtuosos músicos puertorriquenos.
Otra oportunidad llegó en 1998, y no la desperdició, cuando grabó con una orquesta organizada para la ocasión, el álbum Mató, para el sello El Paso de Puerto Rico. En algunas emisoras se escuchó con relativa frecuencia La Muerte Enamorada, Entra Derecho y, sobre todo, El Lema del Guaguancó, en el estilo más vigoroso de Arsenio Rodríguez, compositor del tema.
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