sábado, 12 de enero de 2013

Beethoven como Director de Orquesta


Como director, Beethoven tenía innumerables problemas para ejercer sus funciones, siendo la sordera la más grave de ellas. No obstante esas fuertes limitaciones, Beethoven insistía en dirigir, creando malestares para él mismo, para el público, para la orquesta, para los solistas y para sus asistentes de dirección.

Además, las orquestas de que disponía no eran buenas, sino a veces improvisadas o integradas por amateurs, lo que debía resultar en un rendimiento bastante mediocre.




Considerado el último gran representante del clasicismo vienés (después de Christoph Willibald Gluck, Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart), Beethoven consiguió hacer trascender la música del romanticismo, influyendo en diversidad de obras musicales del siglo xix. Su arte se expresó en numerosos géneros y aunque las sinfonías fueron la fuente principal de su popularidad internacional, su impacto resultó ser principalmente significativo en sus obras para piano y música de cámara.

Su producción incluye los géneros pianísticos (treinta y dos sonatas para piano), de cámara (dieciséis cuartetos de cuerda, siete tríos, diez sonatas para violín y piano), vocal (lieder y una ópera: Fidelio), concertante (cinco conciertos para piano y orquesta, uno para violín y orquesta), dos misas (la Missa Solemnis Op. 123 en re mayor) y orquestal (nueve sinfonías, oberturas, etc.), entre las que se encuentra el ciclo de las Nueve Sinfonías, incluyendo la Tercera Sinfonía, también llamada Heroica   en mi♭ mayor, la Quinta Sinfonía, en do menor y la Novena Sinfonía, en re menor (cuyo cuarto movimiento está basado en la Oda a la Alegría, escrita por Friedrich von Schiller en 1785).




En 1800, Beethoven organizó un nuevo concierto en Viena en el que realizó la presentación de su Primera Sinfonía. Su actividad musical iba en aumento y también impartió clases de piano entre las jóvenes aristócratas, con las que mantuvo romances esporádicos. Al año siguiente, Beethoven se confesó preocupado por su creciente sordera a su amigo Wegeler. En Heiligenstadt, el año siguiente escribió el conocido Testamento de Heiligenstadt, en el que expresa su desesperación y disgusto ante la injusticia de que un músico pudiera volverse sordo, algo que no podía concebir ni soportar. Incluso llegó a plantearse el suicidio, pero la música y su fuerte convicción de que podía hacer una gran aportación al género hicieron que siguiera adelante. En dicho testamento escribió que sabía que todavía tenía mucha música por descubrir, explorar y concretar.




Los historiadores de orquesta y de dirección admiten que Beethoven nunca trabajó con un buen conjunto de músicos. Por otra parte, los testimonios de sus actividades como director hablan de un director de gestos bruscos, intempestivos, confusos y a veces descoordinados y extravagantes en función, por un lado, de su déficit de audición, y por otro, de exageraciones de interpretación o mismo falta de técnica.

Ludwig Spohr presenció el estreno de la Séptima Sinfonía (1814), dirigida por Beethoven, y hace referencias a los movimientos "extraordinarios" del compositor : "Beethoven se había acostumbrado a indicar la expresión para la orquesta por medio de todo tipo de movimientos corporales, incluso de lo más singulares. Siempre que ocurría un sforzando, él extendía de par en par los brazos -que antes había cruzado sobre el pecho- con gran vehemencia. En los pasajes piano , él se iba agachando cada vez más, según el grado de suavidad que deseaba. Si entonces empezaba un crescendo, él volvía a subir gradualmente y, en la llegada del forte, saltaba en el aire. A veces, también, inconscientemente, gritaba para dar énfasis al forte ..."





Otro testimonio importante, y bastante esclarecedor, es el de Ignaz von Seyfried :

"No tenemos motivos para afirmar que nuestro maestro era un modelo de director, teniendo muchas veces la orquesta que evitar que su mentor se extraviase, pues él utilizaba solamente los oídos para sus propias obras y se ocupaba siempre con múltiples gesticulaciones destinadas a indicar la expresión deseada. A veces marcaba equivocadamente un compás descendente en lugar de una acentuación. Acostumbraba sugerir un diminuendo agachándose cada vez más y en un pianíssimo se arrastraba casi tocando el piso. Cuando el volumen sonoro crecía, también se erguía como si saliese de una puerta falsa del escenario; y al desencadenar la fuerza total de una orquesta, se ponía en puntas de pies alcanzando casi la altura de un gigante, y agitaba los brazos, pareciendo elevarse hasta el cielo. Todo en él se mostraba activo y ni una pequeña parte de su cuerpo se mantenía ociosa - el hombre era como un perpetuum mobile. No pertenecía al género de los directores caprichosos al que ninguna orquesta del mundo podía satisfacer. A veces se mostraba excesivamente condescendiente, y ni siquiera repetía pasajes que habían sido mal ejecutados durante el ensayo. Decía: 'Estará mejor la próxima vez'. Era muy exigente con la expresión, los matices delicados, la distribución equitativa de luz y sombra, así como del tempo rubato eficaz, y sin mostrar irritación comentaba esos aspectos con los músicos. Cuando observaba que los instrumentistas se ajustaban a sus intenciones y tocaban juntos con ardor cada vez más intenso, su rostro se transfiguraba de alegría, todo su semblante irradiaba placer, una sonrisa de satisfacción brotaba de sus labios, y gritaba ¡Bravi, tutti!, recompensando así una ejecución triunfal."




Es razonable suponer que Beethoven nunca había tenido mucha preocupación en perfeccionarse como director. Incluso antes de la sordera, en la época en que su oído no tenía problemas, Schindler observaba que "raras veces tuvo oportunidad de relacionarse con una orquesta, y sobre todo de adquirir una práctica de dirección". 

Harold Schonberg, autor del mejor estudio sobre Beethoven como director, observa que, más allá de esas limitaciones, "la memoria de Beethoven no era fidedigna", y que él mismo era "un hombre sumamente distraído". 




Pero comencemos por el principio de la sordera de Beethoven. A los 27 años, en 1798, Beethoven advirtió que de tanto en tanto tenía dificultades para oír. Dos años más tarde visitó por primera vez al médico por ese motivo. En 1802, seguía perdiendo gradualmente la facultad de oír y ya temía quedarse total e irremediablemente sordo. En una carta llena de angustia dirigida a sus dos hermanos se refiere incluso a la posibilidad de suicidarse: ¿No podría forzarme a decir a los demás: hablad más alto, gritad, porque estoy sordo... la humillación cuando alguien oyera una flauta... y yo no oyese nada?.

Durante los siguientes años, a pesar de su dolencia, el gran músico prosiguió tocando el piano como solista y componiendo obras de una profundidad y una fuerza sin precedentes. Compuso las magníficas sinfonías 3ª y 6ª, la Heroica (1804) y la Pastoral (1808), así como las 4ª y la 5ª, cuando ya oía muy mal. En 1820 se había quedado totalmente sordo y, aunque dejó de actuar en público, se negó a abandonar la composición.




Beethoven adquirió la costumbre de dar largos paseos por la pintoresca campiña que rodeaba Viena, tomando notas de los temas musicales y las melodías que oía en su interior con tanta claridad como antes de volverse sordo. Después, laboriosamente, transformaba sus anotaciones en composiciones acabadas. 




Spohr cita que, dirigiendo la Séptima Sinfonía, Beethoven ofreció un espectáculo digno de conmiseración: 

"La ejecución fue absolutamente magistral, a pesar de la dirección insegura, y a veces ridícula, de Beethoven. Era muy evidente que el pobre maestro ya no podía escuchar los pasajes más suaves de la música. Sobre todo durante un ensayo de la segunda parte del 1er. movimiento, donde hay dos calderones, el segundo pianísimo ( presumiblemente los compases 299 y 300). Parece que Beethoven lo omitió y empezó a marcar el tempo antes de que la orquesta haya tocado el segundo calderón. Así que, sin percatarse en absoluto, se adelantó diez o doce compases a la orquesta."





Hay también un famoso relato de la gran cantante Wilhelmine Schröder, una de las principales Leonoras de su época, acerca de los intentos de Beethoven de ensayar Fidelio : 

"Con el rostro desorientado y los ojos tomados por una inspiración inmaterial, agitando la batuta para aquí y para allá con movimientos violentos, él estaba de pie en medio de los músicos ¡y no oía una sola nota! Cuando quería que se tocase piano, se agachaba hasta quedar casi debajo del podio; y si quería un forte, ascendía hacia lo alto, con los gestos más extraños, emitiendo los sonidos más extravagantes. A cada paso nos desanimábamos más y más, y me sentí como si estuviera mirando una de las figuras fantásticas de Hoffman surgiendo enfrente mío. Sucedió lo inevitable: el maestro sordo puso a los cantantes y a la orquesta totalmente fuera de compás, en la mayor confusión, y ninguno sabía dónde estaba." 




Schindler, acerca de ese ensayo, también narra lo siguiente: 

"La imposibilidad de Beethoven de continuar dirigiendo era evidente. ¿Pero de qué manera informarlo de ese hecho? Ni Duport, el director, ni Umlauf estaban dispuestos a decirle las palabras desanimadoras : '¡No prosiga, váyase, infeliz!'. Beethoven miraba para todos lados, escudriñando los rostros para saber el motivo de la interrupción. En todo al ambiente, un pesado silencio. Y entonces, él me mandó llamar. Me acerqué a él, en medio de la orquesta. Me entregó su cuaderno de anotaciones, indicándome que escriba cuál fue el problema. Rápidamente escribí lo siguiente: 'Por favor, no continúe; hablamos más en casa'. De un salto, el pasó inmediatamente a la platea, diciendo apenas: 'Vamos, de prisa'. Corrió para su casa, sin detenerse ni un instante. Al llegar, se tiró en un sofá, cubrió su rostro con las manos y permaneció así hasta que nos sentamos a comer. Durante la comida no dijo una sola palabra, era una imagen de profunda melancolía y depresión. Cuando intenté irme, después del almuerzo, él me rogó que no lo abandone, hasta la hora de volver al teatro." 





Otro relato interesante de las actividades de Beethoven como director es uno de Franz Wild, famoso tenor, en cuya autobiografía (1860) evoca el particular estilo del compositor ante la orquesta: 

"Sus brazos y manos se movían como si, con la música, mil vidas se apoderaran de cada miembro suyo. Al principio eso no comprometía el resultado de la obra, ya que las curvaturas y estiramientos que hacía con su cuerpo correspondían, respectivamente, a la disminución o al aumento del volumen sonoro. Permanecía invisible en los pasajes piano y volvía a aparecer en los pasajes forte. Pero, en un momento determinado, el Concertino Umlauf asumió el mando, dejando claro a la orquesta que debía seguirlo. Durante un largo rato Beethoven no advirtió nada. Cuando, finalmente, se percató de lo que acontecía, afloró de sus labios una sonrisa de felicidad que merece ser llamada 'celestial'." 






Las dificultades se fueron agravando cada vez más, de forma melancólica, en cada oportunidad en que Beethoven intentaba dirigir en público. Por el hecho de estar incapacitado para escuchar, y por esto mismo imposibilitado de dirigir adecuadamente, las orquestas ignoraban su marcación de tempo y seguían, en vez de a ella, a la del director que asistía a Beethoven, y que se ubicaba casi siempre al lado o detrás de él. 

Esta debe haber sido una de las mayores humillaciones morales de Beethoven, sumada además a su imposibilidad de presentarse como pianista, tocando sus obras.







Citas de Beethoven


- "A Goethe le gusta demasiado el ambiente de la Corte; le gusta más de lo que puede convenir a un poeta."

- "¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino."

- "Consideremos a las dificultades como peldaños para una vida mejor."

- "Debería haber un gran almacén de arte en el mundo al que el artista pudiera llevar sus obras y desde el cual el mundo pudiera tomar lo que necesitara".

- "El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad."

- "Hay momentos en que me parece que el lenguaje no sirve todavía absolutamente para nada."

- "Haz lo necesario para lograr tu más ardiente deseo, y acabarás lográndolo."

- "La música constituye una revelación más alta que la filosofía."

- "La música debe hacer brotar sangre del corazón del hombre, y lágrimas de los ojos de la mujer."

- "La arquitectura es una música de piedras y la música, una arquitectura de sonidos."

- "¿Napoleón emperador? Es un hombre como los demás -dijo Beethoven a su discípulo -. ¡Ahora va a pisotear todos los derechos humanos, sólo se guiará por su ambición, querrá ponerse por encima de todos, y se convertirá en un tirano! 

- "No confíes tu secreto ni al más íntimo amigo; no podrías pedirle discreción si tú mismo no la has tenido."

- "Rossini habría sido un gran compositor si su profesor de música le hubiese dado unos buenos azotes en el trasero".

- "Una palabra afable nada hace perder."






Citas sobre Beethoven: 


- " Bach habla al universo, Beethoven, a la humanidad, y Chopin a cada uno de nosotros." ( Joaquín Achúcarro ) 


- "Recuerden su nombre, ¡este joven hará hablar al mundo!". (Comentario atribuído a Mozart en voz baja, para no interrumpirle). Realmente no hay constancia de que Mozart y Beethoven coincidieran jamás.


- "Beethoven era demasiado feo y estaba demasiado loco." (Comentario de Magdalene a una amiga. Beethoven compuso Lied para Magdalene. Ella misma cantó la canción. Se caso con un tal Galvani).


- "Beethoven respiraba el aire de otro planeta”." ( Stefan George.)


- "Este sordo escuchaba al infinito." ( Victor Hugo) 

- "Antes de Beethoven se escribía música para lo inmediato: con Beethoven, se empieza a escribir música para la eternidad." ( Albert Einstein.) 


- "Quien venga tras él no continuará; deberá volver a empezar, pues éste precursor ha terminado su obra allí donde terminan los límites del arte." ( Franz Grillparzer) 






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