domingo, 13 de enero de 2013

Boogie-woogie






El boogie-woogie es un estilo de blues basado en el piano, generalmente rápido y bailable. Se caracteriza por la ejecución con la mano izquierda de determinadas figuras. Esta figuras que construye la mano izquierda están escritas en corcheas, en compases de 4/4, constituyendo así el denominado eight-to-the-bar. Usualmente se empleaban dos tipos de figuras: la denominada "octava galopante" (inspiradora de los "bajos galopantes" o walking bass que caracterizarán después el rock and roll), así como los acordes rápidos conocidos como rocks.





A diferencia del ragtime, el boogie-woogie no sufrió nunca la influencia del repertorio pianístico europeo. Los músicos que comenzaron a forjarlo en el sur de Estados Unidos, hacia finales del siglo XIX y comienzos del XX, probablemente nunca habían escuchado a un pianista de formación clásica. No se conoce con precisión su origen, pero se supone que éste tuvo lugar en la zona del delta del Misisipi o en Texas, en los bares conocidos como barrelhouses (denominación con la que también se conoció el nuevo estilo), en donde los pianistas que por lo general se limitaban a acompañar a los cantantes desarrollaron una manera rápida y puramente instrumental del blues con el objetivo de hacerlo bailable.

Las facultades percutivas del piano nunca habían sido tan aprovechadas en la música pop hasta que estos inventores anónimos del boogie-woogie lograron imponer su música en medio del bullicio de los antros y crear efectos hipnóticos a través de sus ritmos rápidos, melodías repetitivas en contrapunto con bajos también repetitivos y una armonía que nunca se separaba de la tonalidad original. La básica funcionalidad del estilo y su sencillez le provocó el desprecio de los más refinados músicos de jazz, como Jelly Roll Morton, de quien se dice que se sentía ofendido si se le solicitaba la interpretación de un boogie-woogie.




Entre los primeros que testimoniaron su nacimiento se encuentran W.C. Handy, el ya mencionado Jelly Roll Morton y Clarence Williams, quienes ya habían escuchado la ejecución al piano de este estilo en los años diez o incluso antes. Williams añade, además, el nombre de quien para él fue el primer ejecutante, George W. Thomas, a quien había escuchado tocando en Houston en 1911. En efecto, las composiciones de Thomas contienen ya elementos propios del boogie-woogie: "New Orleans Hop Scop Blues" (compuesta y publicada en 1916), "The Five's" (grabada en 1923 por la Tampa Blue Jazz Band) y "The Rocks" (grabada por el propio autor en 1923) se cuentan entre las primeras piezas que contienen octavas galopantes.

La moda del boogie-woogie dominó el panorama de la música negra americana (que cada vez ganaba más terreno entre los oyentes blancos) con gran fuerza hasta 1942, y luego, en menor medida, hasta mediados de esa década. Durante esos años invadió prácticamente cada club, cada estación de radio y cada jukebox del país; penetró el repertorio de otros instrumentos (para la guitarra, Blind Blake había sentado un precedente una década atrás) e incluso en el de otros estilos como el country, la música académica de vanguardia (recordar las composiciones para piano de Conlon Nancarrow) y, sobre todo, el jazz. Finalmente sentó las bases del jump blues y de buena parte del rhythm and blues y el rock and roll.




Dos grabaciones de Albert Ammons dan cuenta de los avances del boogie-woogie en los años finales de su reinado. La primera de ellas, "The Boogie Rocks" (1944) es una de las piezas más poderosas grabadas por este pianista; su elocuente título parece hacer eco de la evolución que el estilo estaba sufriendo y que no se comprobaría hasta unos diez años más adelante, pero nuestros oídos ya reconocen en ella el sonido que tiempo después caracterizará a pianistas como Jerry Lee Lewis y Little Richard, los más fieles herederos de esta tradición en el terreno del rock and roll. La segunda, "Doin' the Boogie-Woogie" (1946) sintetiza, en una canción, aquella idea del boogie-woogie orquestal en la que el propio Ammons había comenzado a indagar diez años antes con aquella otra del boogie-woogie vocal que habían trabajado sus amigos Johnson y Turner también una década atrás. Instrumentalmente, la guitarra ha ganado terreno y a la hora de los solos comparte a medias el papel con el piano. En esencia, ya nos encontramos ante uno de los tantos estilos que con el tiempo serán etiquetados como rhythm and blues.





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