El Gran Pedagogo del Piano
Pocos compositores como Karl Czerny han sido tan interpretados en la historia de la música y, sin embargo, poco se habla y se ha escrito sobre este compositor vienés del período romántico temprano.
"Odiado" por numerosas y aún actuales generaciones de estudiantes y apelado por sus virtudes por igual cantidad de maestros; Czerny se destacó sobre todo por el gran legado de su importante obra didáctica, área que pocos compositores se atreven usualmente a abordar, y en la que sólo algunos -y muy pocos- resultan airosos.
Dueño, además, de una importante e injustamente ignorada obra instrumental; la obra didáctica de Czerny es un hito en la historia de la pedagogía y su afán y trabajo incesantes merecen un justo reconocimiento.
Karl Czerny nació el 21 de febrero de 1791 en Viena, la Imperial y Melómana Capital de Austria, curiosamente el mismo año del fallecimiento de Mozart.
Su padre, Wenzel, era un talentoso músico, violinista aficionado (al igual que su propio padre, abuelo de Karl), que se había educado en un monasterio Benedictino de Praga (hoy capital de República Checa) y, además de violín, ejecutaba con gran talento oboe, órgano y pianoforte.
Radicado en Viena en 1786 junto a su esposa, Wenzel se estableció como un habilidoso maestro de música y piano y años más tarde dio a luz a su único hijo, Karl Czerny. Aún viviendo en Austria, la familia sostuvo un férreo apego a la cultura checa, y, de hecho, el pequeño Czerny no habló alemán sino hasta los 10 años de edad.
Durante los primeros años de su vida, Karl Czerny tomó lecciones de teclado con su padre, y pronto supo demostrar notables habilidades interpretativas y de composición.
Sus primeros intentos de escritura musical (nunca publicados) comenzaron alrededor de sus siete años y de hecho, ya a los diez años era capaz de tocar "...clara y fluidamente cualquier composición de Mozart y Clementi...", virtuosismo que iba de la mano de su exhaustivo y sorprendente estudio (que duró toda su vida) de la obra de Ludwig V. Beethoven (1770-1827).
En sus notas autobiográficas, Czerny describió alguna vez su infancia como "cuidadosamente aislada de otros niños", y luego de esos primeros años de permanente estudio junto a su progenitor, prosiguió su formación con el también checo Wenzel Krumpholz (pianista y violinista de la Orquesta de la Corte Imperial, 1761-?).
En 1800, y a sus 9 años de edad, Karl brindó su primer concierto en su ciudad natal, el Concierto en Do menor K. 491. El propio estilo mozartiano lo había impresionado muy favorablemente años atrás, escuchando el mismo concierto interpretado por Johann Nepomuk Hummel (1778-1837), de origen eslavo-húngaro y alguna vez discípulo de Mozart.
Al año siguiente, su maestro lo presentó a Beethoven, e interpretó para éste el primer movimiento del Concierto de Piano en Do Mayor K. 503 de Mozart y la propia Sonata "Patética" de Beethoven. A partir de entonces, Czerny no sólo se convirtió en un dilecto discípulo de Ludwig sino también en un importante difusor de su obra y en un dedicado y cuidadoso intérprete de las nuevas formas para piano.
Ludwig escribió alguna vez sobre él: " ...Yo que firmo abajo, tengo el placer de atestiguar que el joven Carl Czerny ha hecho un adelanto extraordinario en el piano, más allá de lo que podría esperarse a la edad de catorce años. Creo que merece toda la ayuda posible, no sólo por lo que acabo de manifestar, sino por su asombrosa memoria... "
Tan estrecha fue la relación entre ambos, que Beethoven le encargó a Czerny, años más tarde, la educación musical de su sobrino Carl, aunque nunca dejó de corregir y sugerir técnicas de estudio y de digitación.
Paralelamente a su carrera como intérprete, Czerny a sus 15 años comenzó a incursionar en la docencia.
A los 19 años, conoció en Viena al gran pedagogo italiano Muzio Clementi (1752-1832), cuya obra "Noveau Gradus ad Parnassum" impactó a nuestro compositor y lo inspiró en su posterior y magnánime creación didáctica.
Pese a ser Czerny un excelente ejecutante, con maestría virtuosística y una soltura y memoria inigualables, a fines de su adolescencia abandonó la carrera de intérprete y se dedicó casi por completo a la enseñanza de piano y la composición.
Su dedicación como maestro (más que esforzada, puesto que daba clases de día y componía para los alumnos de noche) comenzó a dar frutos, y muy pronto su nombre adquirió fama en los círculos burgueses y aristocráticos, que competían por tomar lecciones con él. Muchos discípulos suyos siguieron su línea didáctica, como el famoso rival de Liszt, Sigismond Thalberg (1812-1871); el húngaro Stephen Heller (1813-188) y el legendario profesor de piano polaco Theodor Leschetizky (1830-1915).
De sus alumnos más importantes se recuerda sin embargo a Ferenc (Franz) Liszt (1811-1886), a quien dictó clases a partir de 1822 y durante dos años. El compositor austro-húngaro le dedicó a Czerny sus "Estudios Trascendentales". También Fryderyc Chopin (1810-1849) visitó al Maestro en 1829, aunque no le quedó a Chopin una opinión favorable de Karl..
En esta época, ya Czerny contaba con una enorme cantidad de composiciones, que llegaron arriba del opus 800 (sinfonías y obras de cámara que no fueron bien acogidas por la crítica), y muchas de ellas fueron estudios técnicos y ejercicios de desarrollo para pianistas: cientos de obras que son hoy basamento del estudio del instrumento. Todas sus obras didácticas eran rápidamente editadas en Viena, y con tanto éxito entre el público que todavía hoy se incluyen estos estudios en los programas de todos los conservatorios del mundo.
Entre estas piezas, destacan "La Escuela de la Velocidad" y "El Arte de la Digitación".
La carrera literal de Czerny como compositor comenzó aproximadamente en 1812, luego de copiar muchas obras de Bach, Scarlatti y otros compositores antiguos.
Ocupaba sus horas libres estudiando el arte de la orquestación y componiendo, primero ensayos, luego obras completas, sinfonías y obras para piano.
En sus obras de cámara (sonatas para piano a cuatro manos, piano y cuerdas, etc.), se percibe una notable influencia Beethoveniana.
Muy desafortunadamente, muchas de sus obras no llegaron a ser publicadas, especialmente obras sacras corales (Misas, Ofertorios, Graduales, etc.). Además, de su primera época como compositor, poco material ha podido ser rescatado, por no llevar Czerny en ese entonces un registro ordenado de cada una de sus obras.
Su profunda sensibilidad y delicadeza de estilo, se perciben en obras como su "Sonata Sentimental en Do menor, Op. 10 para cuatro manos"; o en su Concierto para Piano en Do Mayor, Op. 153.
Su misma dedicación a la docencia demuestran su entrega y su amor por el piano.
Czerny fue más bien solitario, viviendo con sus padres hasta la muerte de su madre en 1827 y la de su padre en 1832. Nunca llegó a casarse, y vivió sólo hasta el día de su muerte.
Pese a no tener familiares cercanos, sí tuvo muchísimos gatos (sus alumnos siempre comentaban esta excentricidad), y, cuando no componía o daba clases, se dedicaba enteramente a sus animales.
El 15 de julio de 1857, y a los 66 años de edad, Karl Czerny muere en su casa de Viena. Su considerable fortuna hecha como docente, compositor e intérprete, fue donada al Conservatorio de Viena y a numerosas instituciones de beneficencia. Muchas de sus obras quedaron en un injusto olvido; y su obra pedagógica, que hoy se divide en cuatro categorías, sigue férrea como puntal en el estudio de todo pianista que comience una preparación correcta de su técnica.
El compositor y musicólogo ucraniano-rumano Eusebius Mandyczewski (1857-1929) catalogó y preparó varias ediciones de Czerny, incluidas más de 300 obras sacras, además de encontrar numerosos manuscritos extraviados.
Su aporte ha sido también muy valioso en el reconocimiento de este autor. Aún no recibiendo la mejor de las atenciones de los críticos de su época (no, al menos por Schumann en su importante gacetilla sobre música), Czerny fue bastante apreciado por una gran cantidad de personas que confiaron en él como maestro y pedagogo.
La labor de Czerny como compositor y maestro debe ser reconocida como tal; porque revive cada día en los atriles de miles de pianistas que entregan su esfuerzo y su pasión al instrumento.
El trabajo del esforzado maestro que enseñaba de día y componía de noche es una figura inspiradora en la que debiéramos pensar al acercarnos a su vasta y amorosa obra.
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