Consiste en una reverberación sonora (generada entre la faringe y la boca) que produce dos o más sonidos simultáneos con una ligera variación (alrededor de un armónico). En algunos casos, esta variación puede ser modulada de modo independiente. Se caracteriza por la emisión conjunta de dos sonidos, un sonido grave, llamado sonido fundamental o bordón, que es mantenido a la misma altura todo el tiempo de una expiración, y un sonido agudo llamado sonido armónico, (formado por armónicos naturales del sonido fundamental, seleccionados en la cavidad bucal) que puede variar para crear melodías, y es un sonido cercano al timbre de una flauta, o de una “guimbarda” (arpa de boca).
La posición de la lengua juega un papel primordial para la emisión de estos sonidos: si está en reposo no permite ejecutar por encima del bordón, más que dos o tres armónicos y de poca intensidad, sin embargo si la lengua divide la boca en dos cavidades apoyándose en el paladar, los armónicos que producen son más numerosos y más agudos.
Su efecto es tan extraordinario que no es de extrañar que, desde un principio y en la mayoría de culturas, se le haya atribuido un carácter sobrenatural, cargado de atributos religiosos, mágicos y curativos. Por ello, en el entorno de creencias naturalistas y chamánicas, este tipo de canto armónico sirve como médium para comunicarse con los espíritus de la naturaleza, imitando los sonidos de animales, el viento, los pájaros, etc.
Junto con el sonido fundamental producto de la vibración, los cuerpos sonoros generan otros que acompañan al fundamental: los armónicos. Éstos se caracterizan por mantener una relación matemática simple entre sus frecuencias, o respectivas velocidades de vibración.
El canto armónico supone una ruptura estilística con el canto natural, y busca comunicar emociones de trascendencia y fe a través de la comunión con la propia esencia del sonido, donde descubre ocultos muchos más significados que los perceptibles en principio.
El primer “documento sonoro” de canto difónico fue una grabación de 1934 de los tuvas. Estas grabaciones fueron estudiadas por Aksenov que publicaría en 1964 el primer artículo de valor científico sobre el tema. Sin embargo ya existían noticias escritas precedentes acerca del fenómeno. En el siglo XIX el profesor de música francés Rollin señalaba que en la corte del rey Carlos el Temerario había un cantante capaz de entonar dos voces simultáneamente. En su Memoria sobre la voz humana, Manuel García citaba el fenómeno del canto difónico entre los campesinos rusos. También se sabía, por el relato de viajantes, de características similares en el Tibet.
Los tuvanos tienen cinco técnicas distintas de canto difónico: kargyraa, khoomei (joomei), borbannadyr, ezengileer y sygyt. El kargyraa es un canto grave (en torno a los 55 a 65 Hz) sobre vocales, rico en armónicos (especialmente del sexto al 12º), como el canto de la grulla, y muy cercano al estilo dbyang de rezo tibetano. El joomei se caracteriza por su dulzura en el registro medio del cantante, en el que los labios también juegan un papel determinante. El estilo borbannadyr, en torno a una fundamental cercana a los 110 Hz, permite incluso generar sub-armónicos, es decir, sonidos por debajo del fundamental. En cuanto al ezengileer, se caracteriza más por sus patrones rítmicos que dan a los armónicos la pulsión de los caballos al galope. Por último, el sygyt suele cantarse sobre una fundamental del registro medio (entre 165 y 220 Hz) mediante una presión considerable del diafragma para que el aire puede pasar a través de una garganta contraída y hacer aflorar los armónicos noveno, décimo y 12º. El canto difónico de los tuvas es muy similar a la destreza necesaria para hacer sonar la guimbarda, sólo que en lugar de una lámina vibrante, utiliza las cuerdas vocales. La melodía, en ambos casos, surge a partir de los armónicos de una nota fundamental, generadas por el resonador de Helmholtz que es la cavidad bucal humana.
Por su parte, los mongoles tienen seis técnicas de canto difónico, diferenciadas según el resonador del cuerpo humano que se potencie. Así existe el joomei nasal, el faringeo, el toráxico, el abdominal, el tipo xarkiraa (narrativo con una fundamental muy grave) y la exótica voz de flauta dental del isgerex. Una leyenda mongol señala que el joomei es la imitación que el hombre hace del sonido de un río fluyendo entre dos colinas.El estilo xaj de los jakashes y el kaj de los altaianos es muy similar y suele acompañar los cantos épicos. Pero, además, ambos pueblos tienen otros tres estilos de canto difónico, similares a los sygyt. ezengileer y kargyraa de los tuvanos, mientras que el uzlau de los bajkirs se parece al ezengileer tuvano.
Si se quiere componer para este tipo de canto, hay que decidir algo importante: como obviamente habrá un predominio de la afinación natural (la de los armónicos), se obtienen resultados acústicos muy diferentes si la voz fundamental sigue o no también dicha afinación, se escapa hacia el temperamento igual, usa microtonalidad, etc. Y tener en cuenta que con independencia de lo compuesto, la voz puede irse sin querer hacia la afinación natural, dependiendo de las características de la obra, de si hay instrumentos acompañantes, etc.
Es una música que centra su interés en la voz humana y, si bien se suele tocar acompañada de instrumentos sencillos (percusión principalmente), trata de encarnar un ambiente natural en el que el silbido del viento o los sonidos naturales predominan sobre la orquestación elaborada.
- Asia:
Esta técnica está presente fundamentalmente en Asia Central, siendo muy popular en la república autonóma rusa de Tuvá, remontándose su origen a tiempos muy remotos, en Mongolia (especialmente en el oeste del país), en Tíbet, en Uzbekistán y en Kazajistán.
Existen múltiples estilos según el país y la zona geográfica.
- Europa:
En Cerdeña, Italia, uno de los dos estilos de canto polifónico existente utiliza una forma de canto gutural. Este estilo es llamado a tenore. Los sami del norte de Escandinavia y de la península de Kola (Rusia) interpretan un género vocal llamado yoik que utiliza elementos de canto difónico.
- África:
Los Xhosa tienen un estilo de canto de armónicos lento y rítmico llamado eefing.
Las letras suelen ser de carácter tradicional, así como canciones de boda, de luto o plegarias. Está muy vinculado con el chamanismo o las creencias animistas que consideran que la espiritualidad de las cosas no está sólo en la forma de las cosas sino también en su sonido.
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