- En el siglo XVII, Arcangelo Corelli constituyó una excepción entre los compositores italianos por el hecho de que, al parecer, jamás escribió música vocal alguna; trasladó el genio nacional del canto al violín. En sus numerosas sonatas a trío, los dos violines están tratados exactamente de la misma manera y las líneas melódicas se entrecruzan e intercambian constantemente. La mayoría de sus sonatas y concerti guardan el orden lento-rápido-lento-rápido.
- Antonio Vivaldi, compositor veneciano cuyas obras eran conocidas y admiradas en toda Europa, se relaciona especialmente con la evolución de la forma Concerto. A él se debe la definitiva implantación del concierto para solista en tres movimientos (dos rápidos, encuadrando otro lento, escrito en una tonalidad vecina) que será tan apreciado en el período siguiente. Su música destaca por la vivacidad rítmica, la belleza melódica (tan característica de la música italiana), la claridad y sencillez de sus estructuras y el empleo casi exclusivo de la textura homofónica. Como era habitual en esta época, publicaba sus conciertos en colecciones como las tituladas “La Extravagancia”, “El Estro Armónico” y “El Cimiento de la Armonía y de la Invención”. A esta última serie de doce conciertos pertenecen los cuatro conocidos como “Las Cuatro Estaciones”.
- J. S. Bach, uno de los más grandes compositores de todos los tiempos, es también el máximo representante de la música alemana del Barroco. Trabajó sucesivamente como organista, compositor de cámara de diversos príncipes (el duque de Weimar, el príncipe de Köthen) y “cantor” o encargado de las funciones musicales de la iglesia de Santo Tomás de Leipzig. Su estilo se caracteriza por la utilización constante de complejas texturas polifónicas que revelan un dominio ilimitado de esta técnica musical, lo que ha atraído en ocasiones sobre su música el calificativo de “científica”. En él se produce la fusión, ya plenamente consciente, del contrapunto y la armonía.
Desde el punto de vista del contenido, hay que hacer continua referencia a la expresión del sentimiento religioso luterano, muy arraigado en él, que impregna toda su música y que alcanza la culminación en sus más de doscientas cantatas y en sus oratorios, entre los cuales se halla su obra más sublime:“La Pasión según San Mateo.”
Sus obras instrumentales más conocidas son las suites para clave, las dos series de preludios y fugas en todos los tonos de “El Clave Bien Temperado”, las cuatro suites para orquesta, los seis “Conciertos de Brandemburgo” (pertenecientes a la modalidad de Concerto Grosso), “El Arte de la Fuga”,etc.
- G. F. Händel, otra cumbre del Barroco musical, es un compositor muy distinto a Bach; menos profundo y más mundano, aunque, en ciertos aspectos, también más atractivo. En su obra no se da tanta importancia al rigor técnico y la construcción científica. Busca una belleza sensorial fácilmente perceptible, brillante y llena de encanto, aunque sin perder nunca el tono de elevada nobleza y sincera emoción que es, quizá, su principal característica. La dulzura de la melodía y la ligereza de las texturas las toma de la música italiana, en tanto que el carácter ceremonioso y aristocrático le vienen de la música francesa, tal como la había adoptado Henry Purcell. Su vida fue mucho más agitada y brillante que la de Bach. Mientras que éste vio transcurrir sus días como un oscuro y casi desconocido artesano, Händel se enriqueció al servicio de la Corona Británica y de las principales familias de la nobleza británica, entre las que difundió el gusto por la ópera y el oratorio. Entre su obra instrumental merecen destacarse las dos colecciones de “Concerti Grossi” y los conciertos para órgano positivo y orquesta, compuestos para ser interpretados como intermedios en sus oratorios. También son notables las obras de carácter festivo que le fueron encargadas por la Corona: La “Música Acuática” y “Música para los Reales Fuegos Artificiales”.
- La música francesa en esta época se halla dominada por el talante cortesano que impone en todas las artes el estilo de vida de Luis XIV en medio de su deslumbrante corte de Versalles, modelo de todas las monarquías absolutas de Europa. Entre sus principales compositores de música instrumental hay que citar la importante escuela de clavecinistas encabezada por Couperin.
- Domenico Scarlatti, napolitano afincado en España, fue compositor de cámara de la Reina María Bárbara, excelente intérprete de clave, a quien dedicó sus más de quinientas sonatas para este instrumento. En ellas se mezclan las melodías italianas con los ritmos de danza propios de nuestro país.
- Finalmente citemos a Telemann, compositor alemán fuertemente italianizado, que cultivó todos los géneros con resultados desiguales (gran parte de su música resulta intranscendente) y que preparó el paso al estilo fácil y galante del Preclasicismo en Alemania.
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